La trayectoria «única» del coronavirus en Sudáfrica
El país africano espera el pico en septiembre después de las tempranas y drásticas medidas tomadas por su gobierno

Con 51 casos confirmados de la enfermedad Covid-19 provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, el 15 de marzo Sudáfrica declara el estado de desastre nacional, cierra escuelas y anuncia la prohibición de la entrada a personas provenientes de países de riesgo tales como China, Italia y España, entre otros. Una semana más tarde, el 23 de marzo, su presidente, Cyril Ramaphosa, anuncia el confinamiento obligatorio a nivel nacional («nationwide lockdown») durante 21 días; el país sumaba en ese momento apenas 402 casos y todavía no registraba ninguna muerte por Covid-19.
Antes de que se implementara el confinamiento obligatorio -efectivo a partir de las 23:59 horas del 26 de marzo- Sudáfrica experimentó una curva exponencial , lo que significa que hubo un rápido aumento en los casos. A la primera oleada de infecciones provocadas por viajeros internacionales le siguió una segunda de transmisiones locales que, contra todo pronóstico, no condujo a un crecimiento exponencial de las infecciones. Durante las primeras dos semanas desde que se detectó el primer contagio el 5 de marzo la tendencia de crecimiento de los casos de coronavirus en Sudáfrica fue similar a la del Reino Unido. A partir del confinamiento, se produjo una disminución en el crecimiento de la tasa diaria de casos y se empezó a aplanar ligeramente la curva. Sudáfrica ha logrado reducir el aumento diario del país de los casos confirmados de Covid-19 del 42% a aproximadamente el 4% desde que se decretó el «lockdown», el cual se ha extendido 2 semanas más hasta el 30 de abril. El sábado pasado, sin embargo, la curva se rompió bruscamente: de 243 casos nuevos en un día se ha pasado a solo 17.
Esta medida, junto al temprano cierre de fronteras ha sido efectivo en cuanto ha podido reducir las oportunidades para que el virus se propague en las comunidades locales. A medida que la tasa de infección se estabilizó, el número de pruebas realizadas aumentó. Según los datos oficiales, se han practicado cerca de 90.000 test (con 2.415 positivos y 27 fallecidos por covid-19) y está previsto que se realicen 400.000 más en las próximas semanas. Aunque el bajo número de pruebas diagnósticas realizadas hasta el momento pueda parecer insuficiente para confirmar esta tendencia, los expertos no creen que esté dando lugar a un «falso» aplanamiento de la curva, prefieren hablar de un «efecto genuino».
Búsqueda activa de los casos
Un rasgo que hace de éste un caso sea muy diferente a lo vivido en España o Italia es que la administración de Ramaphosa no está esperando a que los casos lleguen al hospital, si no que los están buscando de manera activa, principalmente en las comunidades de alta densidad donde existe un alto potencial de propagación del virus. Según las autoridades, cerca de 28.000 trabajadores de la salud están recorriendo los townships para hacer pruebas masivas «puerta por puerta» y evitar un «incendio forestal». Se busca frenar la propagación de Covid-19 en las comunidades altamente pobladas y con pocos recursos.
«Elegimos ser proactivos; hemos optado por salir y hacer una búsqueda activa de casos. No vamos a esperar hasta que la gente ingrese enferma al hospital. Vamos a ir a la comunidad. Los encontraremos antes de que ingresen en un hospital. Solo Sudáfrica ha hecho esto», dijo el jefe de la comisión de asesores del Covid-19, el profesor Salim Abdool Karim.
A pesar del aplanamiento de la curva de Sudáfrica en las últimas semanas, el profesor Karim advierte que es muy poco probable que el país pueda evitar los peores picos que otros países están sufriendo. Sudáfrica no va a esquivar la pandemia, pero «ha logrado retrasar el desastre», es decir, ha ganado algo de tiempo para prepararse para el inevitable aumento exponencial, que en todo caso podría ser menos severo que otros países. El ministro de Salud, Zweli Mkhize, dijo el mes pasado que esperaba que entre el 60% y el 70% de la población eventualmente contraiga el coronavirus, que actualmente no tiene un tratamiento y cuya vacuna podría estar disponible el año que viene.
Si las medidas impuestas por Ramaphosa se siguen cumpliendo a rajatabla durante las dos semanas de extensión del “lockdown”, el pico de contagios podría retrasarse hasta septiembre (en lugar de junio o julio). Lo que se espera que se traduzca en un número menor de muertes por este virus. Los expertos piden no bajar la guardia y anuncian que esta semana es crucial. La decisión sobre una nueva extensión del confinamiento se basará en la tasa de propagación observada en los nuevos casos diarios promedio entre el 10 y el 16 de abril, que se espera oscilen entre los 40 y 80 positivos. Karim ha explicado que si hay 90 o más casos diarios confirmados en los próximos días convendría extender el «lockdown» más allá del 30 de abril. Si el «lockdown» terminase demasiado pronto, Sudáfrica correría el riesgo de malbaratar el beneficio logrado por este esfuerzo inicial, aseveran los expertos que asesoran al gobierno.
Preocupaciones
El acceso a la atención médica es limitado para las comunidades más pobres. Millones de pacientes tienen afecciones de salud subyacentes, como VIH / SIDA (de los 7 millones que padecen esta enfermedad solo 2 millones reciben tratamiento) o tuberculosis. Además, la epidemia de Covid-19 en Sudáfrica coincidirá con la gripe, algunos de los síntomas pueden ser parecidos lo que hace que sea confuso distinguir entre ambos virus. Al gobierno le preocupan especialmente los mayores de 70 años, por lo que hay sobre la mesa la posibilidad de que el confinamiento «parcial» se extienda para este sector de la población hasta finales de septiembre.
Otro foco de preocupación es la violencia y el hambre. Sudáfrica, uno de los países más desiguales del mundo, ha suspendido todas las actividades no esenciales incluyendo la mayor parte de la actividad comercial, una acción que, además de paralizar la economía, ha perjudicado especialmente a los sectores de población más vulnerables. A pesar de las ayudas económicas anunciadas por el gobierno, entre las que se incluyen subsidios fiscales para pequeños negocios y empleados, la creación de un fondo para cubrir sus deudas o la protección de empleos, la estricta orden de quedarse en casa –solo pudiendo salir a comprar comida, al médico o a la farmacia- hace que la mayoría de los 57 millones de sudafricanos no pueda salir a ganarse la vida. Las primeras dos semanas de confinamiento han sido relativamente tranquilas y han contribuido a una notable bajada de la criminalidad que, según el Ministro de Policía, Bheki Cele, se debe mayormente a la prohibición de venta de alcohol durante el confinamiento. Sin embargo, no han estado exentas de incidentes como asaltos a licorerías, y el anuncio del presidente de extender las medidas hasta el 30 de abril y la incertidumbre sobre el futuro inmediato ha caído como un jarro de agua fría, especialmente para aquellos que viven al día.