Coronavirus
Tiendas y bares reabren entre las ganas y la incertidumbre: «Ya no podíamos aguantar más»
En la primera jornada de desescalada en media España se registran las primeras multas y cierres en locales por las aglomeraciones
En el bar Lolatino, en pleno paseo marítimo de Vigo, la apertura al público al entrar en la fase 1 de la desescalada no se demoró ni un minuto de la medianoche. «La respuesta fue tremenda. La gente se portó estupendamente, muy concienciada», cuenta Rubén Pérez, uno de los dueños del local. Cerca de 200 personas, la mayoría jóvenes, se acercaron de madrugada al establecimiento tras varios días anunciando el regreso.
Galicia es uno de los territorios que desde este lunes está en la fase 1 de la desescalada por el coronavirus, y su población forma parte de ese 51% de los españoles que ya pueden acudir a bares y pequeños comercios. Entre los que se decantaron por la reapertura, mascarillas, geles y guantes fueron protagonistas. También hubo medidas adicionales. «Tenemos dos acomodadores que van diciendo a los clientes dónde pueden sentarse de manera que sea segura», apunta Pérez, quien añade que muchos grupos ya están pidiendo reservas, especialmente para cumpleaños, informa E. Carruébano .
Pero no todo han sido aperturas. En Gandía (Valencia) muchos establecimientos decidieron que no compensaba subir las persianas al 50% de ocupación, pese al buen tiempo. Eso sí, las terrazas de primera línea de costa que estaba n a pleno rendimiento se beneficiaron de la poca competencia en una jornada soleada. Los bares que se atrevieron a abrir también se reencontraron con sus clientes habituales –sin cartas ni servilleteros en la mesa–, incluso con algunas colas.
Sin embargo, los restaurantes más enfocados a un turismo inexistente –y con las playas cerradas en Valencia– esperarán para tomar una decisión porque dudan de la rentabilidad del negocio. Otros necesitan más tiempo para adaptarse a las nuevas condiciones que la pandemia ha obligado a establecer y estudiarán el comportamiento de la ciudadanía estos primeros días antes de arriesgarse. Además, critican la poca antelación que han tenido para organizar su logística de cara a la reapertura desde que el viernes el Gobierno decidiera que solo diez de los 24 departamentos de salud de la Comunidad Valenciana pasaran de fase en el desconfinamiento.
No han sido los únicos. Según la organización de autónomos ATA, sólo uno de cada tres autónomos con negocios de hostelería en fase 1 han abierto. El secretario general de Hostelería de España, Emilio Gallego, aseguró que el sector ve la reapertura de las terrazas en esta primera fase «más como un piloto» que como una oportunidad para recuperar la actividad.
En la España interior, para percatarse de que la fase 1 de desescalada se ha activado hace falta adentrarse en la Plaza Mayor. En la de Villalpando (Zamora), con mil quinientos habitantes, los dos establecimientos de hostelería reabrieron sus puertas. A ninguno de ellos pueden acceder los clientes, ni para ir al baño, pero lo que si se puede hacer es sentarse en sus terrazas para tomar un café o una caña. Eso hicieron vecinos de la comarca como Eustaquio Vega, que vive en Castronuevo de los Arcos, un pueblo que paradójicamente aún no ha entrado en la nueva fase de desescalada, pero este vecino aprovechó que iba a hacer trámites administrativos de su ganadería para disfrutar de nuevo de la terraza de un bar. Junto a él hubo clientes a lo largo de toda la mañana y, aunque la caja no fue tan buena como la de antes del confinamiento, «ha sido más de lo que esperaba» , reconoció el hostelero Fernando de Enrique, mientras que su compañero de gremio, Pedro Alarma, no fue tan optimista: «Se abre por abrir, pero no compensa, pasaremos así quince días y a ver cómo viene el resto», declaró. La entrada en la fase uno en este municipio se efectuó a medio gas, sin muchos cambios y con división de opiniones entre los que no consideraron adecuado la discriminación por zonas de salud, los que reclamaron que se avance y quienes abogaron por mantener el confinamiento.
Primeras multas
En Sevilla también fueron muchos los que se tomaron la primera cerveza en un bar. Hacia el mediodía comenzaban a circular por Whatsapp y redes sociales fotografías de terrazas llenas, llamando la atención la alta congregración en algunos . Así llegaban también las primeras multas, como el Bar Jota de Luis Montoto. Los agentes locales cursaron una denuncia contra el propietario, entre otros motivos, por exceso en el número de veladores dispuestos en su terraza, la venta de bebidas a personas que no estaban ocupando una de las mesas del bar y por la concentración de personas en vía pública. Fuentes municipales indicaron a ABC que no fue el único establecimiento sancionado, informa Jesús Díaz .
En el País Vasco muchos optaron por no levantar la persiana. Los que sí lo hicieron llenaron las mesas y hubo importantes aglomeraciones de personas en zonas habituales de «poteo» como la calle Ledesma. De hecho, tres terrazas de esta zon a se vieron obligadas a echar el cierre debido a la imposibilidad de mantener las distancias de seguridad entre personas. La actividad social de los vascos se quedó ahí, dado que el Gobierno de Iñigo Urkullu no permitió las reuniones en domicilios.
Comercios
En Mallorca, Menorca e Ibiza la entrada en la fase 1 estuvo presidida por la normalidad. En los puertos y aeropuertos de Baleares se tomó la temperatura a todos los pasajeros. Tal como se esperaba, en Palma de Mallorca volvieron a abrir sus puertas numerosas cafeterías. En cuanto al pequeño comercio, funcionaron en torno al 80% de los establecimientos de la capital balear, un porcentaje superior al estimado a nivel nacional. Según la organización de autónomos ATA, el 60% de los comercios de proximidad en fase 1 abrieron sus puertas, pero con «muchas dudas e incertidumbre».
Cantabria estrenó la fase 1 de forma desigual. La mayoría de los comercios (90%) levantaron la persiana movidos por las ganas de vender a sus clientes, pero fueron testimoniales (5%) los hosteleros que habilitaron sus terrazas. También fue mínima la actividad entre los alojamientos ya que apenas una veintena de los encuestados por Turismo confirmaron que iban colgar el cartel de ‘abiertos’, y que suponen menos del 1% del total.
En Cataluña , con tres de sus nueve regiones sanitarias beneficiadas por el cambio de fase, la jornada transcurrió con relativa normalidad. El Camp de Tarragona y las Tierras del Ebro (que prácticamente suponen toda la provincia tarraconense) y el Alto Pirineo y Valle de Arán (en Lérida) amanecieron con la sensación de acercarse más a la normalidad, aunque con la extrañeza de ser algunas de ellas zonas que viven parcialmente del turismo y al que ayer les faltaban sus clientes habituales.
« Abrimos más por ganas que por planes de hacer negocio », explicaban este lunes comerciantes de Tortosa. PimecComerç estimó que el 90% de los comercios catalanes de territorio fase 1 abrieron. «Ya no podíamos aguantar más sin abrir», remarcó Àlex Goñi, su presidente.
El primer día de la «Fase 1» de desescalada del coronavirus en Aragón discurrió a medio gas en la hostelería y en el comercio generalista. Así se puso de manifiesto este lunes en Zaragoza capital, una de las mayores urbes de España y el epicentro de la actividad económica de Aragón. En la capital aragonesa, buena parte de los bares siguen cerrados. Sus dueños han optado por no abrir , a la espera de ver cómo evoluciona la situación y si pueden hacerlo en mejores condiciones económicas. En la industria, la reanudación de la actividad en factoría automovilística de Opel -la mayor fábrica de Aragón- ha supuesto un considerable revulsivo, al mover también a un amplio número de industrias auxiliares.
En Zaragoza reabrió también la Basílica del Pilar , el mayor centro de afluencia de la capital aragonesa. Lo hizo con horario más restringido de lo habitual y con aforo limitado. Aún así, miles de personas acudieron en este primer día de apertura de la Basílica, tras dos meses cerrada. A primera hora de la mañana, un nutrido grupo de personas hicieron fila a la espera de que abriera el templo.