Testigos de Jehová se oponen a la transfusión de sangre a su hija de diez meses, salvada gracias a un juez

Los padres, Testigos de Jehová, se negaron a que a su hija de diez meses le hicieran una transfusión de sangre, aunque los médicos del hospital de Legnano (Milán) les explicaron que era el único medio para salvarla . La niña había sufrido una caída en su casa en la mañana del lunes, dándose un golpe en la cabeza aparentemente sin mayor importancia. Pero por la tarde el escenario cambió: la niña comenzó a sentirse mal, con conatos de vómito.

Los padres la llevaron al hospital de Gallarate, para una visita de control. Los médicos le diagnosticaron conmoción cerebral , con un coágulo de sangre en la cabeza que era necesario remover con urgencia para evitar complicaciones posteriores. La niña fue trasladada al hospital de Legnano, más adapto para esa intervención. Los cirujanos la operaron de urgencia por la hemorragia y durante la intervención pidieron a los padres su consentimiento para una transfusión. Pero los padres, fieles del movimiento Testigos de Jehová, que practican una religión basada en la restauración del modo de vida e ideas de los primeros cristianos del siglo I, insistieron en que preferían seguir sus creencias, rechazando así la transfusión . Una página web de esta confesión religiosa asegura que abstenerse de la sangre es «tan importante como hacerlo de la inmoralidad sexual y la idolatría».

Ante la tensa situación que se creó a las tres de la madrugada en el hospital, el personal sanitario contactó con los carabineros que a su vez alertaron a la fiscalía del Tribunal de menores de Milán. En cuestión de minutos, el fiscal suspendió temporalmente la patria potestad a los padres , para que la operación se realizara con la transfusión de sangre. La niña, superada la fase crítica, se ha salvado.

El caso vuelve a poner el foco de atención en el movimiento de los Testigos de Jehová, con el eterno conflicto entre sus convicciones religiosas , la actuación médica y tutela de los menores. Afortunadamente, como suele ocurrir casi siempre, se impone el bien de los menores, en este caso la vida, que está por encima de cualquier otra cosa.