«El término "nini" se ha pervertido, la mayoría de los jóvenes están haciendo algo»
Begoña Cueto, autora del estudio «Bajo nivel educativo, baja participación laboral», explica que las personas con baja cualificación no alcanzan una tasa de empleo del 60% a lo largo de su vida
Independientemente del ciclo económico, el nivel de estudios de cada joven influye directamente en la capacidad de lograr un trabajo en todas las etapas de su vida . La prueba está en que tanto en los momentos de expansión como en los de crisis, las personas con niveles de cualificación bajos no alcanzan una tasa de empleo del 60%, mientras que quienes tienen estudios superiores llegan al 90%.
Esta es una de las conclusiones de uno de los estudios publicados por el Observatorio Social de la Caixa titulado «Bajo nivel educativo, baja participación laboral» , que ha elaborado la profesora titular de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, Begoña Cueto, a partir de los microdatos de la Encuesta de Población Activa.
Pese a que todos los jóvenes tienen bajas tasas de empleo antes de los 20 años, la clave está en su transición a la vida adulta. En el caso de las personas con baja cualificación, para quienes el empleo es integración social, puede tener importantes consecuencias. «Sus tasas de empleo serán bajas y su situación laboral no será buena, lo que tiene consecuencias en cuanto a la probabilidad de riesgo de pobreza y exclusión», explica el informe. Por ello, explica la autora a ABC, «uno de los retos que tiene el sistema es que reducir el nivel de abandono escolar independientemente del momento económico».
Además, entre los menores de 30 años, de los que la mitad permanecen inactivos, en casi el 37% de los casos se debe a los estudios, mientras que otro 37% trabaja y otro 18% son desempleados. «La gran mayoría de los jóvenes están “haciendo algo” , ya sea trabajar, estudiar o buscar empleo», explica el informe. Por ello, Cueto asegura que «el sentido del término "nini" se ha pervertido, se considera peyorativo, y da la impresión de que los jóvenes no están haciendo nada, pero la realidad no es esa».
Eso sí, la crisis económica ha provocado un aumento de los jóvenes inactivos: si en 2008 lo era el 32,5 % de los menores de 30 años, en 2016 alcanzó el 44,5 %. Sin embargo, esto se debe más a la continuación de los estudios, a enfermedades o a la dedicación al cuidado de dependientes y responsabilidades familiares que a no hacer nada. Por ello, la profesora responde que, en el sentido de que la crisis ha incentivado la vuelta a los estudios de muchos jóvenes, si puede acabar teniendo un efecto positivo a largo plazo.
No obstante, el acceso al mercado laboral en momentos de expansión y de crisis puede afectar a la trayectoria y consolidación de los jóvenes en sus puestos de trabajo. «Lo que vemos en diferentes estudios es que el acceso al mercado en momentos de crisis ocasiona que se tarde más tiempo en llegar a los mismos salarios que quienes entraron en los momentos de expansión», explica Cueto.
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