Teresa Lambe: «No ha habido atajos en el desarrollo de la vacuna»

Al frente del equipo científico de Oxford, Lambe busca la manera de frenar la Covid-19

Foto: Isabel Permuy

D. Ch.

La fuerza del Sars-CoV-2 sorprendió por su virulencia. La investigadora de la Universidad de Oxford Teresa Lambe comprendió que se produciría una pandemia cuando supo que el virus se propagaba por partículas en el aire. «En ese momento fue evidente». Ya tenía experiencia en el desarrollo de vacunas para enfermedades como el ébola o el síndrome respiratorio de Oriente Medio ( Mers ) y, al frente de su equipo en el departamento de Medicina Clínica, comenzó a trabajar en enero para luchar contra la covid. « Nunca pensé que tendría que enfrentarme a un desafío de estas características », confiesa. «He aprendido que podemos colaborar y trabajar en equipo para así conseguir los objetivos mucho más rápido».

Unos meses después, la de Oxford y Astrazeneca era una de las primeras vacunas con un resultado esperanzador. En tiempo récord se anunció que tenía una efectividad del 72% y no se habían notificado efectos adversos graves. Cuando ya se ha comenzado a vacunar a la población de Reino Unido y Estados Unidos con la desarrollada por Pfizer, Lambe defiende la necesidad de más vacunas para que «se pueda suministrar a todo el mundo, distribuirla de distintas maneras incluso en los países de bajos ingresos y hacerlas sin agotar ningún componente ».

Pero los anuncios científicos no han minimizado la incertidumbre de la gente. «Me preguntan cuándo podremos dejar de usar mascarillas y no sé la respuesta. Creo que se tardará en salir de la pandemia, aun con la vacuna. Pero también creo que en 2021 la situación será mejor», dice Lambe quien, aunque acepta ser un referente femenino del trabajo científico, pide hablar con «las hijas y las nietas para decirles que pueden lograr lo que quieran y las animen a hacerlo».

Mientras se extiende la vacunación por el planeta, pide confianza en el trabajo científico. « Entiendo la preocupación de la gente frente a la vacuna », sostiene. «La media para desarrollar una vacuna es de diez años, porque hay muchos pasos, desde el desarrollo hasta la última fase clínica, con una gran inversión de dinero. El análisis económico consume la mayor parte del tiempo. Esta vez no hemos parado entre un paso y otro, asumiendo un gran riesgo financiero y esperando un resultado positivo. No nos hemos saltado los pasos de seguridad. En cuanto a seguridad para la gente, no ha habido atajos para la vacuna».

Y alerta: «Debemos invertir en el futuro y estar más preparados para las pandemias porque ésta no será la última. Ha habido en el pasado y habrá en el futuro. También debemos ser más rápido en advertir cuando se esté propagando. Incluso , gritarlo ».

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