De los tampones de papiro a la copa menstrual, así ha evolucionado la higiene íntima femenina
Las primeras compresas que salieron al mercado se vendieron en 1896 y las fabricaba Johnson&Johnson
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Tampones de papel y lana
Las fibras flexibles del papiro fueron el mejor aliado de la mujer en el antiguo Egipto. Se cree que con las hojas de papiro ablandadas fabricaban una suerte de tampón que les ayudaba también como método anticonceptivo. Milenios más tarde, las griegas recurrían a un trozo de caña envuelto en lino y durante el Imperio Romano se utilizaron rollos de lana o de hierba en África . Las antiguas japonesas preferían el papel y casi siempre tenían un doble uso, como recurso de higiene íntima y como dispositivo para controlar la natalidad. Aunque la mayoría no llevaba ningún tipo de protección y sangraban directamente al suelo.
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Compresas caseras y reutilizables
Las primeras compromesas caseras se fabricaban con los mismos materiales que los primeros tampones: con h ierbas, algodón, hojas ... e incluso pelo. Eran una especie de bolsas de trapo. Hoy las mujeres con más conciencia ecológica han vuelto a mirar al pasado y recurren a toallas higiénicas reutilizables y lavables.
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Delantales menstruales
Era el último grito en los años 20, una especie de bikini que se ajustaba como una especie de liguero que se ponía alrededor de la cintura para sujetar las toallas higiénicas. A veces se ajustaban con ganchos y alfileres y otras con esta suerte de cintas que recorrían la cintura y la entrepierna.
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Primeras compresas comerciales
Durante la Segunda Guerra Mundial , las enfermeras empezaron a fabricar sus toallas higiénicas desechables , con gasas y algodón quirúrgico. Pero la primera empresa que pensó que la higiene íntima podía ser un negocio fue el laboratorio Johnson&Johnson. Esta compañía fue la primera que comercializó compresas higiénicas, según el Museo de la Menstruación que cuenta con imágenes de estos precursores de productos sanitarios modernos.
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Tampones
El primer tampón moderno , con hilo cosido para recuperarlo y aplicador, no llegó hasta 1929. El inventor fue el médico Earle Haas y era un cilindro de rayón y algodón con una estructura como la actual. La idea se la dió una amiga que le explicó cómo se introducía en la vagina una esponja para absorber su flujo menstrual. Esa idea y las quejas de su mujer cada mes por tener que lavar las toallas higiénicas agudizaron su ingenio.
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Copa menstrual
La copa menstrual es la última fórmula en llegar y una de las más ecológicas y sostenibles, según el grupo municipal de la CUP en el Ayuntamiento de Manresa (Barcelona) que apoya la compra de este método alternativo a compresas y tampones. Se trata de un recipiente de silicona que se inserta en la vagina durante la menstruación para retener el flujo menstrual. El sangrado queda contenido en el interior de la copa hasta que se extrae de la vagina y se desecha el líquido en el WC . No produce alergias y a diferencia de compresas, salvaslips o compresas de algodón es reutilizable.
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Esponjas vaginales marinas
Suena casi tan antiguo como el papiro o las hierbas, pero las esponjas marinas son ahora también una de las opciones preferidas de las mujeres con mayor conciencia ecológica y también una de las opciones que promueve la CUP . Son las mismas esponjas marinas naturales que se utilizan para limpiar a los bebés. Se venden en distintos tamaños, tienen una duración de entre 3 y ocho horas y son reutilizables. Se pone una o dos, en función de la cantidad de flujo.