Suspendida la contratación de enfermeros extranjeros en Portugal

El Colegio Oficial de los profesionales lusos gana la primera batalla en los tribunales y el Gobierno socialista tiene que frenar sus planes

Una enfermera recibe la primera vacuna contra el Covid EFE
Francisco Chacón

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En plena pandemia y con las cifras proporcionales de Portugal más elevadas que las de España, ha estallado la guerra entre los profesionales de enfermería y el Gobierno socialista . El enfrentamiento ha llegado a los juzgados y, de momento, el colectivo de trabajadores de los hospitales toma ventaja porque el Tribunal Supremo Administrativo les da la razón a ellos, pues ha sido admitida a trámite su petición de que se prohíba contratar a enfermeros extranjeros para aliviar la presión sobre los centros de salud.

Así que, de momento, la idea del gabinete de Antonio Costa de recurrir a otros países para minimizar el agobio que sufre este colectivo en ciudades como Lisboa u Oporto queda aparcada mientras no se resuelva la apelación frente a la providencia cautelar.

La polémica se ensancha más y más ya que, de forma paralela, la cantidad de muertos solo da una tregua relativa. El Colegio de Enfermeros afirma que solo busca proteger a sus asociados, pero si la prohibición se prolonga, ¿morirá un mayor número de personas por falta de atención?

Los hospitales portugueses solo comienzan a ver reducidas sus cantidades de pacientes ingresados en los últimos días, pero la tensión continúa latente y dista mucho de una supuesta ‘normalidad’.

Se da la circunstancia de que la escasez de enfermeros en la red pública del país vecino tiene que ver con la alta tasa de emigración en busca de mejores sueldos en otros países. De hecho, se puede comprobar fácilmente debido al tránsito de profesionales de este tipo que cruzan cada mañana la frontera con Galicia desde sus domicilios en el norte de Portugal.

Posibilidad de contratación

Para que el Estado pudiera volver a contratar, sería necesaria una resolución de la presidencia del Consejo de Ministros que explicase el calibre del perjuicio que la suspensión puede acarrear. Las acciones del Colegio de Enfermeros comenzaron en cuanto se aprobó la posibilidad de contratación el pasado 28 de enero y, desde entonces, los empleados no han ahorrado críticas al Gobierno después de cuatro años seguidos de inversión pública congelada.

Además, el decreto que estaba en vigor establecía que el Sistema Nacional de Salud podía echar mano de enfermeros sin que pudiera demostrarse su nivel competencial.

De hecho, la presidente del Colegio, Ana Rita Cavaco, ya alertó de que los hospitales no tenían a su disposición mecanismos suficientes para certificar la formación de quienes llegasen. Ahora se abre un periodo de 15 días en el que el Gobierno ha de pronunciarse al respecto y concretar los términos de una nueva reclamación. De modo que los Servicios Jurídicos del Estado están procediendo a la valoración exhaustiva.

Y todo cuando acaban de llegar a Lisboa unos enfermeros franceses, en aplicación de la orden solicitada por el Gobierno portugués. Para colmo, se espera en las próximas que desembarque una delegación de Luxemburgo para ubicarse en el Hospital de Évora.

Los antecedentes más graves de toda esta incómoda situación que ha explotado hay que buscarlos en la huelga de los enfermeros de quirófano de finales de 2018 .

Aquel paró causó estragos y puso las cosas difíciles para muchos pacientes. También entonces la tensión se podía cortar y el presidente del Colegio de Médicos, Miguel Guimaraes, lo testimoniaba con unas declaraciones que cayeron como un jarro de agua fría en la Sanidad y, sobre todo, entre la población afectada: «No puedo garantizar que no haya muertos a causa de esta huelga».

Se hizo el silencio, roto por él mismo al añadir: «Lo que puedo decir es que los pacientes graves están siendo tratados. El Ministerio de Sanidad tiene mecanismos legales para resolver las situaciones más complejas, incluso los casos de aquellos que han quedado fuera de los servicios mínimos». Y prosiguió: «Ya han sido trasladados diversos pacientes del Hospital de Santa María al de Sao José o al de Lisboa Occidental. Pero, en medio de la huelga, sé que algunos enfermos se están viendo perjudicados».

Muchas cirugías programadas

Según puntualizó Guimaraes, las personas en estado crítico iban llegando poco a poco a los centros del Servicio Nacional de Salud con capacidad para ofrecerles tratamiento. « Existe también una gran preocupación con los niños , porque muchas de las cirugías programadas que fallan pueden hacerles perder el año escolar», explicó.

En cualquier caso, admitió que las largas listas de espera para operaciones se han ido convirtiendo en excesivamente dilatadas, con lo cual no hacen más que acumularse los atrasos.

El paso del tiempo le ha dado la razón a Guimaraes, que sembró la inquietud al decir: «Un enfermo que tiene prioridad hoy puede pasar a prioridad tres rápidamente ya que las situaciones evolucionan y las prioridades pasan a ser otras». A su juicio, no era operativo pedir a los médicos que entrasen en los quirófanos sin la ayuda de enfermeros: «Eso no es viable, no tiene sentido porque los profesionales de la salud trabajan en equipo con el fin de lograr el bienestar del paciente».

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