Suicidio asistido... tremenda contradicción
La defensa de la vida humana debe afirmarse como un principio bioético esencial
En un informe de 2014 la OMS señaló que se debe priorizar la prevención del suicidio en la agenda global de salud pública y que la restricción del acceso a los medios utilizables para suicidarse es un elemento clave de la prevención del suicidio.
Mientras tanto algunos siguen empecinados en despenalizar la eutanasia y el suicidio asistido, justificándolo como un avance en el respeto y promoción de los derechos humanos. Le ha tocado ahora el turno a Italia, cuyo Comité Nacional de Bioética parece abrir la puerta al suicidio asistido. Por mor de las prisas periodísticas, no he podido leer con la profundidad debida las 32 páginas de su pronunciamiento. Pero puedo adelantar que me ha chocado mucho la insistencia en señalar que hay una grandísima diferencia entre admitir el suicido asistido y aceptar la eutanasia, lo cual es falso y tremendamente farisaico.
Más allá de eso, ¿no ven la enorme contradicción de afirmar que la prevención del suicidio es un imperativo global y simultáneamente aceptar el suicidio asistido? Tampoco en otros momentos de la historia la elevada cultura y el decoro ilustrado impidieron los ataques contra la dignidad humana y la integridad de la sociedad… La defensa de la vida humana debe afirmarse como un principio bioético esencial: sus fundamentos filosóficos -que no religiosos- están bien claros para quien quiera verlos. Claro que para eso hay que tener nobleza de espíritu; algo que, me temo, no abunda en una sociedad líquida y seducida por la posverdad.
(*) José Ramón Amor Pan es coordinador del Observatorio de Bioética y Ciencia Fundación Pablo VI
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