Suecia se queda aislada de sus países vecinos tras optar por la «inmunidad de rebaño»

El país está en la segunda posición europea tanto en tasa de positivos como de crecimiento en contagios por Covid-19

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Sahl,, Suecia, el pasado día 19 Efe

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La verbena de San Juan sueca se llama Midsommer, una de las fiestas más importantes del país escandinavo que este año ha sido rara: no solo por el distanciamiento social sino también por las cifras que posicionan a Suecia en segunda posición europea tanto en tasa de positivos como de crecimiento en contagios por Covid-19. Según el informe de este lunes del ECDC –el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades–, la tasa de positivos por cada 100 mil habitantes en Europa –Unión Europea (UE), Espacio Schengen y Reino Unido– está encabezada por Luxemburgo (677,9 casos) seguido por Suecia (550,3); y en tasa de crecimiento (el aumento de casos por cada 100 mil habitantes) el primer país es Bulgaria con un aumento del 17,67% seguido por Suecia con 12,8%, mientras la media europea es de 2,48%.

A pesar que Suecia mantiene a día de hoy una tasa de mortalidad de 49,6 casos por cada 100 mil habitantes ubicando a este país en el quinto lugar en Europa, la estrategia de alcanzar inmunidad de rebaño –lo mismo que Reino Unido en un principio– que ha seguido el epidemiólogo jefe de la agencia de sanidad sueca, Anders Tegnell, no ha resultado como se esperaba: Tegnell, que anunciaba en abril al Financial Times que a fines de mayo el país tendría una tasa de inmunidad del 40% –la inmunidad de rebaño se obtiene con 60/65% de inmunidad–, ha tenido que conformarse con 6,1% a fines del mes pasado, pero también con unas duras cifras que contrastan fuertemente con sus vecinos nórdicos y bálticos: 5.053 muertos testeados positivos y un total de 56.043 casos.

Aislamiento fronterizo

La estrategia de Tegnell que no ha sido la más mortífera en la totalidad de la región, sí lo es respecto de sus vecinos nórdicos y bálticos –Dinamarca, Islandia, Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania–. Lo anterior ha provocado un aislamiento del país que lo ha remarcado el ministro de Exteriores danés –el socialdemócrata Jeppe Kofod–: el próximo sábado, Dinamarca abrirá sus fronteras al resto de los países europeos excepto a Suecia (y a Portugal), aunque ha anunciado excepciones con sus vecinos. Con el llamado «mecanismo nórdico» –que afecta en la práctica solamente a Suecia–, Copenhague permitirá el próximo fin de semana el acceso a territorio danés de personas provenientes de regiones de Países nórdicos con bajo contagio. Este último es el caso de los residentes en las regiones suecas de Skåne, Sörmland y Västerbotten.

Salvo Islandia, el resto de los países nórdicos ha negado la entrada a los ciudadanos de Suecia por la peor situación epidemiológica de este país, lo que ha provocado las críticas de Estocolmo y ha puesto en cuestión una cooperación histórica. El ministro de Interior sueco Mikael Damberg ha recordado que Suecia no ha cerrado sus fronteras, sino solo a viajeros procedentes de fuera del espacio Schengen, siguiendo las directrices de la Comisión Europea (CE). Damberg también ha destacado que la CE ha instado a todos los países miembros de la Unión a levantar los controles internos impuestos por la pandemia el lunes de la semana pasada.

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