Sólo un tercio de los rastreadores solicitados al Ejército estaban operativos antes de octubre
Las deficiencias en el seguimiento de contactos en septiembre ayudaron al aumento de casos que causó el segundo estado de alarma
Defensa sostiene que siempre hubo personal disponible para responder a las demandas de las comunidades autónomas
A finales de septiembre, un momento importante para frenar los repuntes de la pandemia que ahora sufrimos y que obligaron a decretar el segundo estado de alarma a nivel nacional en octubre, el Gobierno sólo había activado a un tercio de los rastreadores militares que les habían solicitado previamente las Comunidades Autónomas.
Concretamente, a día 28 de septiembre, justo antes de que las cifras de contagio volvieran a escalar , había 644 efectivos del Ejército trabajando en las labores de rastreo de los 1.689 que, hasta esa fecha, habían solicitado las distintas regiones para aumentar su capacidad sanitaria en el marco de la Operación Baluarte . Así figura en un documento oficial del Ministerio de Defensa al que ha tenido acceso ABC y en el que se desglosan todos los detalles del reparto de militares para esta misión en las distintas autonomías y fechado a 28 de septiembre.
El momento es cuando menos relevante. Marcó un punto de inflexión, tanto en el número de contagios como en la tasa de reproducción, es decir, el número de contagios que provoca cada infectado. A día 29 de septiembre, el Ministeri o registró 10.558 casos , una cifra que fue «in crescendo» hasta llegar a los 22.226 diarios el 27 de octubre, según los datos que ofrece Sanidad. Por otro lado, el número de contagios por infectado de la última semana de septiembre estaba por debajo de 1, variable que aumentó hasta el 1,25 el 21 de octubre, una cifra únicamente superada por las registradas durante el mes de julio y al inicio de la pandemia.
«Si en septiembre hubieran estado mejor dotados los servicios de epidemiología, la sociedad hubiera tomado más precauciones y se hubiera fomentado más el teletrabajo... Si todo hubiera funcionado, esto no se habría disparado tanto»
Esta tesis la respalda Pere Godoy, presidente saliente de la Sociedad Española de Epidemiología. Al ser preguntado por ABC por si la falta de rastreadores en septiembre pudo alimentar la escalada de casos posterior, reconoce la relación entre ambas situaciones. «Yo creo que sí. El hecho de que los servicios de epidemiología no hayan estado adecuadamente dotados, ha influido», clarifica el experto, quien añade otros ingredientes que propiciaron que se complicara la situación: «Si en septiembre hubieran estado mejor dotados los servicios de epidemiología , la sociedad hubiera tomado más precauciones y se hubiera fomentado más el teletrabajo… Igual si todo hubiera funcionado, esto no se habría disparado tanto».
En blanco
De las 14 regiones que solicitaron la ayuda del Ministerio de Defensa antes de octubre para reforzar sus sistemas de rastreo, hubo cuatro que no recibieron ningún rastreador militar , al menos, hasta el 28 de septiembre. Se trata de Castilla-La Mancha, Galicia, Aragón y La Rioja. Estas dos últimas eran la tercera y cuarta región con peor incidencia acumulada a 14 días en aquella fecha. En el caso de la comunidad riojana, que no hubiera efectivos militares activados para el rastreo se puede explicar por la tardanza de su gobierno a la hora de solicitarlos, ya que no lo hizo hasta el 26 de septiembre. La comunidad que preside Alberto Núñez Feijóo (PP) presentó su solicitud el 1 de septiembre, y aunque la fecha de inicio de apoyo se fijó para el día 14, a finales de dicho mes no tenía ningún rastreador operativo. En la región dirigida por Emiliano García Page (PSOE), la petición se registró el 11 de septiembre y el inicio del apoyo estaba previsto para el 28, pero a esa fecha no figura en los registros facilitados por Defensa ningún militar activado. Por último, en Aragón, de los 40 efectivos solicitados el 6 de septiembre, ninguno estaba en liza el día 28, ya que la previsión del inicio del apoyo se iba a iniciar el 1 de octubre.
La situación en La Rioja o Castilla-La Mancha podría ser entendible al compararla con otros territorios, donde suelen pasar unos 15 días desde que se solicita la ayuda de los militares para el rastreo hasta que empiezan a estar operativos. Sin embargo, los periodos se dilataron mucho más en Galicia y Aragón. Fuentes oficiales del Ministerio indican que, por norma, este periodo de unos 15 días entre la solicitud y el inicio del apoyo responde al proceso de incorporación y adaptación de los militares a los distintos sistemas de rastreo de las autonomías. «No es tan sencillo como que te den una clave y empiezas a trabajar», ejemplifican estas fuentes, que también aseguran que, desde el primer momento, el Ministerio ha contado con efectivos suficientes para poder responder a todas las demandas regionales.
A medio gas
Las otras diez comunidades que pidieron apoyo militar en septiembre fueron Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, la Comunidad de Madrid, Murcia, Navarra y Valencia, además de las ciudades autónomas de Ceuta Melilla. Sin embargo, en la inmensa mayoría de los casos no habían recibido, a final de mes, la totalidad de los efectivos de las Fuerzas Armadas que estimaron necesarios para mejorar su capacidad de rastreo. En Andalucía únicamente contaban con 66 de los 360 militares solicitados; en Baleares, con 30 de 100; en Madrid, 98 de 150; y en Castilla y León con 145 de 245. Estos son sólo algunos ejemplos. Por el contrario, hubo tres excepciones donde gozaron de más militares de los reclamados: Melilla -16 por 8 solicitados-, Cantabria -46 cuando pidieron 40- y Navarra -donde se activaron los 32 reclamados-.
En Defensa explican que hay casos en los que esta incorporación parcial puede responder a que las propias comunidades realizaran unas peticiones de máximos al ponerse en marcha la Operación Baluarte y, una vez que recibieron los primeros efectivos, se dieron por conformes con ellos y no fue necesario incorporar a nuevos militares.
La situación actual, al menos a tenor de las manifestaciones públicas efectuadas por la ministra Robles, es mejor. Hay más militares desplegados allí donde se necesitan y todavía quedan en la reserva otros disponibles para actuar. No obstante, y aunque es evidente que no se puede culpar al Ejército de las deficiencias en el rastreo de los distintos sistemas sanitarios, porque sólo fueron un apoyo, sí se puede afirmar que el refuerzo militar en estas tareas no llegó tan rápido como hubiera sido necesario en su etapa inicial.
Noticias relacionadas