Solo La Rioja se salva del descalabro de la natalidad que sufre España

El número de nacimientos en el primer semestre de 2019 es el más bajo desde que hay registros, en 1941

ABC
Érika Montañés

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España no solo está vaciada, está envejecida . Y un adjetivo va parejo a la longevidad del país, superior a los 83 años, que es el de España «envejece sola» o cada vez más sola. Ayer mismo, los Bomberos de Valladolid encontraron muerto a un anciano de 77 años que llevaba muerto (no se sabe el tiempo exacto) en su domicilio. Nada les sonará a «nuevo» cuando lean estas realidades dibujadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) acerca de que nuestro país registra en 2019 la peor tasa de nacimientos de toda la serie estudiada, desde 1941 (solo 170.074 niños nacieron en los primeros seis meses del año). Tampoco se sorprenderán de que el país siga en «caída libre» demográfica, pues pierde masa poblacional cada año (han muerto 54.944 personas más que han nacido el primer semestre de este año); y que ya ni la masa migratoria compensa la pérdida de habitantes. Pero Pau Miret , profesor de Demografía en la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), añade una cifra ilustrativa, fácil de memorizar: «El termómetro básico de reposición de la población de un país es su índice de fecundidad. El número mágico es de 2 hijos por mujer, 2,1 si se tiene en cuenta la baja tasa de mortalidad infantil ». En España hoy por hoy se sitúa en 1,26; 1,2 en madres nacionales.

ABC / FUENTE: INE

«Lo más dramático es que esa cifra pierde decimales» estadística tras estadística, alega Miret, también investigador del Centro de Estudios Demográficos de Barcelona, y que España ya es el país con el índice más bajo del mundo. De forma análoga se comportan vecinos que son un calco del caso nacional , como Italia y Grecia; también algunos países del Este de Europa, como Bulgaria, ven bajar su natalidad de manera notoria; y asiáticos, como Corea del Sur, explica Miret.

Pero el nuestro sigue líder en el dudoso honor. Y ya no basta con potenciar medidas pronatalistas o activar un plan por la Familia, se duelen los expertos. Ese «tiempo de actuar» no ha pasado, pero «no se trata solo de articular medidas simplonas», en palabras del demógrafo Alejandro Macarrón , como guarderías, bajas maternales y paternales y medidas de conciliación en las empresas, que también, sino de «potenciar el mercado de trabajo», apremia Teresa Castro, demógrafa del Centro Superior de Investigaciones Científicas. La frustración para los estudiosos del fenómeno llega porque en todos los análisis que realizan, «las españolas siguen demostrando que querrían tener más hijos, pero o se ponen tarde o no se lo permiten las condiciones económicas. Hacen falta más y mejores empleos. El factor que más inhibe de tener hijos es la situación laboral», concita Castro.

Las madres de cuna extranjera siguen teniendo más bebés cada año

El rol contrario lo ocupan las mujeres extranjeras. Llegan con muchas ganas, de trabajar, de procrear, con ilusión, afirma el demógrafo Rafael Puyol . Ellas registran una tasa por encima de las españolas, pues los nacimientos de madre extranjera están en alza y suponen el 21,5% del total, frente al 20,1% del mismo periodo de 2018.

«La natalidad en descalabro no solo refleja los hijos que quieren tener las mujeres y ya no tendrán, sino que son hijos por pareja, ya que normalmente se tienen los bebés en coalición. No solo las mujeres son menos fértiles cuando han retrasado tanto la maternidad, también los hombres han ganado esterilidad», reflexiona Macarrón, director de la Fundación Renacimiento Demográfico. El número de matrimoninos descendió un 1,2% en los primeros seis meses del año, por lo que la «ruptura con el valor tradicional de boda e hijos» es total en España . Los valores han cambiado, como estructura social, apunta.

«Sin sustrato humano»

«Sin bebés no hay futuro. El sustrato humano se desmorona. España se debate entre la vida y la muerte», azuza Macarrón. Pero el «renacimiento demográfico» ya no llegará por el momento, según los indicadores, opina Castro, puesto que tras un leve aumento de la natalidad en 2014, pareció vislumbrarse que podría haber un «remonte» en los siguientes años. No será así, ratifica Puyol, presidente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). En La Rioja es precisamente donde se ha producido el elemento disruptivo de la estadística. Solo esta autonomía se salva del descalabro en natalidad: el aumento en la primera mitad de 2019 fue de un 5,9%. Los mayores desplomes se dieron en las ciudades autónomas (un 26% menos) y Asturias (12% menos).

El Movimiento Natural de la Población recoge que el pasado invierno descendieron las defunciones un 6,2%, casi al mismo nivel que la caída de nacimientos (5,4%). A pesar de que los demógrafos lo observan como «hecho aislado», Puyol aprecia que puede deberse a razones climatológicas. «Los meses invernales siempre son duros. Este lo ha sido menos, han muerto menos españoles».

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