Una ola de solidaridad sostiene a los evacuados por las inundaciones en Alemania, que dejan al menos 119 muertos
Hoy amenazan más tormentas en Renania-Palatinado y Sarre con lluvias de hasta 40 litros por metro cuadrado
«El agua baja de la montaña y se amontona en el valle, inundándolo todo», describe Helga, una vecina de Sinzig a la que los bomberos han sacado de su casa por el tejado y que sigue angustiada por conocer el paradero de docenas de familiares y amigos . Una portavoz de la policía ha explicado que la red de telefonía móvil está paralizada, que han caído repetidores y que los móviles no tienen cobertura en la zona. Por eso confía en que al menos parte de los 1.300 desaparecidos podría estar con vida, aunque ilocalizable. Pero siguen apareciendo cuerpos, ya 119 , y los servicios de rescate reciben constantemente llamadas de auxilio desde las casas, personas que anoche fueron evacuadas, que esta mañana han regresado a comprobar que sus hogares siguen ahí y que vuelven a quedar bloqueadas y en peligro. Porque esto no ha terminado. Hoy amenazan más tormentas en Renania-Palatinado y Sarre con lluvias de hasta 40 litros por metro cuadrado. Hay varios ríos a punto de desbordarse y el gobierno ha declarado la zona de catástrofe para que comiencen a fluir las ayudas, en lo que considera las peores inundaciones en Alemania de la historia reciente.
![Mapa de inundaciones en Alemania](https://s2.abcstatics.com/media/sociedad/2021/07/16/inundaciones-alemania-mapa--510x489.png)
Vecinos cuyas casas no han sido afectadas cocinan para los miles de personas que permanecen en los refugios . En Kornelimünster, cerca de Aquisgrán, la histórica marca de agua de 1918 se superó anoche y el el abad del cercano monasterio benedictino Kornelimünster, Friedhelm Tissen, abrió las puertas de la abadía para recibir a cuantos quisiesen refugiarse allí. «Comenzaron a llegar a partir de las diez y media de la noche y fueron acomodados en habitaciones de huéspedes. Están felices y agradecidos de poder quedarse en el monasterio, pero muy preocupados por lo que pueda pasar con sus casas», explica. El abad ha recibido noticias de la catedral de Altenberg , amenazada por la crecida y protegida por un muro de sacos de arena levantado por el consejo pastoral. «Creo que es un signo de esperanza el hecho de que la luz de Altenberg, que es encendida por jóvenes cada año el 1 de mayo y es un símbolo de paz y reconciliación, haya sobrevivido ilesa a la inundación».
Solo en la ciudad de Bonn, más de 600 personas acogen desde ayer en sus casas a ciudadanos que han debido ser evacuados del distrito de Ahrweiler y que por e momento se han quedado sin hogar. El ayuntamiento organiza partidas de voluntarios que ayudan con la limpieza, el servicio de catering para los rescatistas o los servicios telefónicos y de conducción. También hay muchas ofertas para acomodar mascotas. En Leverkusen, un hospital entro hubo de ser evacuado anoche y sus pacientes repartidos por otros centros médicos cercanos.
«Contamos con que la cifra siga corrigiéndose al alza a lo largo del día», lamenta un portavoz de la policía. Una de las zonas de mayor riesgo ahora es Coblenza, ciudad situada en la desembocadura del río Mosela, cuyas aguas van al Rin. El ejército sigue reforzando los diques de contención y ha destinado 900 efectivos a los trabajos de rescate y búsqueda de desaparecidos. El Ministerio de Interior informa que en total hay unas 15.000 personas trabajando en la zona.
La población tiene orden de alejarse de las orillas de los ríos, no entrar en sótanos inundados y permanecer en los puntos de evacuación. Quienes están en sus casas deben permanecer con todos los aparatos eléctricos desenchufados para evitar descargas. Muchas carreteras siguen cortadas, como la A61 entre Meckenheim y Türnich, la B9 en ambos lados entre Bad Breisig y Remagen, la B 257 entre Altenahr y Adenau, la B266 cerca de Bad-Neuenahr en dirección a Heimersheim y la B257 entre Dümpelfeld y Ahrbrück. Las líneas de ferrocarril siguen también interrumpidas y varios puentes han sido derribados por la corriente, por lo que las comunicaciones en el área más afectada siguen siendo muy difíciles. Para paliar la falta de suministros, una ola de solidaridad ciudadana llega a los puntos de evacuación.