«La sociedad actual somete a las personas a un circuito de hámster»
Marino Pérez, especialista en Psicología Clínica, explica en una entrevista con ABC algunos puntos destacables del informe de la ONU sobre salud mental
La sociedad del bienestar causa malestar. Al menos eso es lo que sostiene Marino Pérez, especialista en Psicología Clínica y catedrático de Psicopatología y Técnicas de Intervención. El motivo de esta contradictoria declaración es muy claro para el experto: «La insatisfacción continua a la que nos someten los ritmos sociales y el consumo». Tras la publicación de un informe de la ONU que alerta sobre la excesiva medicalización , ABC habla con el experto para aclarar algunos puntos destacables del documento del Relator especial.
En el informe, el Relator especial critica que el sector de la salud mental carece de recursos y enfoques adecuados. ¿Esto ocurre en España?
Hay mucho gasto sanitario y muchos de los recursos dirigidos a la salud mental se consumen en la medicación. Entonces la medicación es el principal gasto sanitario por los costes de tiene. El problema de la medicalización es que tiende hacer más crónicos los problemas. Este informe, después de reconocer que critica el exceso de medicalización que se da hasta ahora, no deja de ser un documento muy pretencioso porque deja un poco de lado que muchos problemas también se deben a las formas de vida de nuestra sociedad, no debidas necesariamente a la pobreza injusticias, sino al consumismo, a la insatisfacción que nos genera la propia sociedad con lo que tenemos.
¿La insatisfacción puede causar problemas de salud mental?
Los malestares y los problemas psicológicos no vienen solo de la pobreza y las desigualdades, sino de nuestra forma de vida, orientada al continuo rendimiento, a trabajos muy precarios y a necesitar trabajar cada vez más para pagar nuestras vacaciones, nuestros descansos y lo que consumimos. Esta sociedad, la actual, somete a las personas a una especie de circuito de hámster, en el que hay estar continuamente pedaleando para tener más o menos lo mismo sin poder salir del sistema. Esto somete a los individuos a una especie de explotación en la que son los propios individuos los que se explotan a sí mismos. Se exigen muchas necesidades y muchas metas en su vida que implican que tienen que mejorarse a sí mismos, su forma física, estar felices y llevar una vida perfecta.
¿La perfección no nos hace más felices?
Lo que genera es un efecto paradójico: la autoexplotación y autoexigencia produce más infelicidad que felicidad.
¿Qué podemos hacer para salir de este círculo vicioso?
No es fácil. Yo creo que un informe como el de la ONU, un organismo mundial que está por encima de los estados, de las industrias y los intereses, es bueno y favorable. En la medida en que se tomara también más conciencia política, podrían también fomentarse políticas que tendieran a ampliar la vida comunitaria, hacer a los niños en la escuela más cooperativos, que jugaran más unos con otros, en vez de estar únicamente con tabletas. Impulsar relaciones interpersonales es importante para crear ciudadanos con más preocupación por la mejora de la sociedad, y no únicamente estar centrados en la autosatisfacción del momento, en la que parece que estamos ahora.
¿El modelo de consumismo aumenta las desigualdades?
El consumismo genera insatisfacción con lo que tenemos para que deseemos otras cosas y nunca estemos del todo contentos. Aunque el documento de Naciones Unidas no critica esto, es evidente que las redes sociales provocan competitividad. En los portales se aparenta tener una vida mejor, y entonces uno quiere alcanzar eso que ve en los demás. Luego lo que parece probable no es posible para todos. Además, los mensajes engañosos que te dicen que «si uno quiere puede», que «es cuestión de desear» y de «perseguir tus sueños», son consignas muy ilusas que terminan por frustrar a las personas.
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