¿Qué significa perder un polideportivo para un pueblo vaciado?
Los daños cuantificados por el temporal Gloria en la localidad turolense de Valderrobres rozan los cuatro millones de euros y se teme que la borrasca pueda tener efectos negativos sobre la demografía
La pérdida del polideportivo de la capital de este comarca supone que los 500 alumnos que suman el colegio y el instituto se queden sin un espacio cubierto para realizar sus clases de educación física, extraescolares y toda una agenda cultural y social del pueblo y alrededores
Han pasado dos semanas desde que la borrasca Gloria descargó su fuerza sobre la península y sus efectos son todavía visibles en muchas de las poblaciones afectadas. Es el caso de Valderrobres, en la comarca turolense del Matarraña, que trata de recuperarse de un temporal que ha dejado, por el momento, daños por valor de más de cuatro millones de euros.
Los vecinos de este pueblo de más de 2.400 habitantes han comenzado a hacer recuento de los desperfectos y se han acercado hasta el Ayuntamiento para dejar constancia de ellos. A día de hoy, según fuentes municipales, los destrozos sufridos por los particulares rozan los tres millones de euros, aunque el recuento todavía está lejos de finalizar. En las calles, algunos cristales rotos todavía recuerdan lo vivido a finales de enero, y la vegetación aplastada en la zona de la ribera da cuenta de la virulencia del temporal.
El peso de la nieve, la fuerza del viento y la lluvia provocó la caída de numerosos árboles sobre tejados, así como hundimientos en viviendas y patios de luces. Los coches estacionados en la calle tampoco corrieron mejor suerte, y muchos de ellos sufrieron daños en las lunas. Además, más de una veintena de estructuras, garajes, cobertizos y naves colapsaron, algunas con vehículos e incluso animales en su interior. Y estos son solo algunos de los cerca de 150 incidentes registrados en el consistorio hasta el momento.
El paso de Gloria también ha dejado a Valderrobres sin uno de sus espacios más vivos: el polideportivo. Su estructura cedió casi por completo bajo el peso de la nieve y solo dejó en pie sus vestuarios y un almacén. Como suele pasar en muchas localidades pequeñas, el pabellón es el centro neurálgico de cualquier celebración, y el de Valderrobres acogía numerosos actos con motivo de los carnavales, las fiestas patronales o la navidad. También era utilizado por los alumnos de los colegios e instituto para dar sus clases de educación física y extraescolares. «Todo lo que se hacía allí se ha derivado a otros locales o, directamente, se ha suspendido», explican desde el consistorio.
Además, ante la falta de locales de ocio nocturno, solía acoger numerosas fiestas sociales y actos culturales.
«Ahora solo hay dos pubs en el pueblo, y el Ayuntamiento vio la necesidad de hacer las celebraciones más concurridas en el pabellón», añaden. Para poder volver a disfrutar de él hará falta un desembolso de más de 700.000 euros, aunque el consistorio asegura que actuará «de urgencia» para levantarlo de nuevo .
No obstante, el pabellón no es la única instalación pública que sucumbió a Gloria. También las pistas de pádel y un almacén municipal se vinieron abajo, y reconstruirlos costará 96.000 y 176.000 euros, respectivamente.
El 70% del olivar, arrasado
La otra cara de la catástrofe es la que se vive en el campo. Las intensas nevadas, de hasta 70 centímetros de espesor en las zonas de cultivo, arrasaron con el 70% del olivar de Valderrobres y se calcula que los suelos afectados tardarán hasta dos años en recuperarse.
El sector ganadero también ha sido uno de los más afectados por los efectos de la borrasca y tardará en recobrar la normalidad. Algunos lo han perdido todo de un día para otro y hasta una docena instalaciones, entre granjas, pequeñas explotaciones y almacenes agrícolas del pueblo se han visto afectadas. Una cifra que aumenta hasta la treintena en el conjunto de la comarca.
Un panorama desolador teniendo en cuenta que la agricultura y la ganadería son los principales motores económicos de esta cabecera de comarca, que en los últimos años había realizado un importante esfuerzo para fijar población y evitar el éxodo rural.
Temor ante la despoblación
Y es que, a pesar de que el Ayuntamiento ha aprobado exenciones fiscales para todos aquellos que tengan que acometer obras de reconstrucción, temen que el temporal pueda tener efectos negativos sobre la demografía de la zona. «Puede pasar que haya gente que no pueda volver a rehacer su vida aquí y se vea obligada a irse. Algunos van a tener que empezar de cero», lamentan desde el consistorio, que sigue trabajando sin descanso para devolver a Valderrobres a su día a día.
Este pueblo, lucía orgulloso hace unos meses el título de «ejemplo contra la despoblación del medio rural», puesto que esta localidad turolense no ha parado de sumar vecinos desde el cambio de milenio, pasando de los 1.845 a más de 2.400 según los últimos datos del padrón.
Mientras que entre el año 2000 y 2018 el 63,1% de los municipios españoles perdieron habitantes, Valderrobres ha resistido en medio de este panorama desalentador, constituyendo todo un halo de esperanza para esa España vaciada donde los vecinos se han acostumbrado a ver con resignación cómo las tiendas de sus pueblos echan la persiana , los colegios cierran sus puertas para siempre y sus habitantes de toda la vida deciden trasladarse a la ciudad.
Para este pueblo, la educación y la promoción de su rico patrimonio histórico han sido fundamentales para fijar población y atraer a nuevos visitantes. Y es que, cada año miles de turistas acuden hasta Valderrobres para disfrutar de la belleza de una villa medieval que forma parte de la Asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España .
Ahora, la nueva situación hace temer que el pueblo sufra la pérdida de habitantes y, sobre todo, no atraiga nuevos. Por esa razón, su alcalde apela a la sensibilidad, «si alguien lee nuestra historia y quiere ayudarnos, lo mejor es que vengan a visitarnos, que no caiga el turismo y contribuir así a que los comerciantes y, sobre todo, las generaciones más jóvenes sigan viendo que es posible un futuro en el pueblo».
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