«Siento que mi hijo está en la guerra. No sabemos qué puede pasar»
Miguel Ángel acogió a Iván todos los veranos y navidades desde que el tenía 7 años
Una de las últimas noticias que Miguel Ángel tuvo sobre Iván Sakun, un joven ucraniano de 27 años al que acogía todos los veranos en Valladolid desde que tenía 7 años, es que el campamento en el que está combatiendo sufrió recientemente un ataque aéreo, pero él se encuentra bien. «Quiere decir que han descubierto dónde estamos y tenían un objetivo claro. Hubo heridos y muertos. Nuestros generales tomaron la decisión de una evacuación urgente , pero lo más alucinante para mí es que cuando nos fuimos dejamos tirados a los muertos. Esto quiere decir que sus familias no podrán ni enterrarlos ni despedirse. No me ha gustado nada. Mi opinión: deberíamos salir todos, los vivos y los muertos , y no importa la urgencia que tenemos para marcharnos», escribió el joven.
Con este mensaje, Miguel Ángel quiere dar muestra de la humanidad de Iván, al que, tras haber acogido en su hogar los veranos y navidades durante trece años, considera como un hijo. Y la consecuencia de ese sentimiento es la preocupación que cualquier padre sentiría si su pequeño se encontrara en una situación similar. «Siento que mi hijo está en la guerra. Estoy muy preocupado porque es una situación realmente caótica en la que no sabemos qué puede pasar», explica este vallisoletano, que confiesa que todos los días, a todas horas, espera noticias de Iván. «Le digo que por favor cada día o cada dos días me mande aunque sea una letra A para saber que está bien».
Pesa también, asegura, el tiempo que llevan sin verse, pues Iván dejó de venir a España cuando tenía 20 años, ya que se sentía en la obligación de cuidar de su familia . Durante todos esos años, le propuso en alguna ocasión adoptarlo, de manera que se mudara a España de forma definitiva, pero tampoco aceptó, pues sus raíces eran más fuertes. Desde la última vez que visitó Valladolid, Miguel Ángel sí se ha desplazado alguna vez hasta Ucrania para reunirse con él y, aunque el joven iba a viajar a España hace un par de años, la pandemia de Covid-19 lo truncó.
«El caso de Iván es muy especial», afirma Miguel Ángel. Su padre se suicidó cuando él era muy pequeño y la madre tenía esquizofrenia, de manera que los servicios sociales decidieron llevarlo, junto a su hermana, a un internado. Cuando crecieron, se mudaron con sus abuelos, los dos sordomudos. Con los años, el abuelo falleció y la su hermana desarrolló también esquizofrenia, por lo que tras superar las pruebas para entrar a la Universidad, Iván decidió dejar los estudios y comenzar a trabajar . Se preparó para conducir trolebuses y a eso se dedica. O lo hacía antes de que empezara la invasión. «Ahora lo han reclutado y está luchando. Lo hace con gusto, se siente en la obligación. En ningún momento se ha planteado dejar el país».
«Hoy me decía que ha tenido una conversación con su comandante y que efectivamente volverán a por las personas que han muerto», relata Miguel Ángel, orgulloso por la humanidad de su hijo de acogida . No puede evitar tampoco fantasear con que algún día Iván decida regresar a España para quedarse, aunque es consciente de las pocas posibilidades de que ocurra . «Él sabe que aquí siempre estarán las puertas abiertas».
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