«Si había un mando único era para que tomase alguna decisión»

«Desesperados, perdíamos 3-4 ancianos, pedíamos auxilio a la administración y nos decían que la competencia era autonómica. ¿Cuándo nos tocaba?», relata la presidenta de CEAPs (Círculo Empresarial de Atención a Personas), Cinta Pascual

Cinta Pascual ABC
Érika Montañés

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La presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs), Cinta Pascual , ya ha repetido este mensaje varias veces desde el inicio de la pandemia: «Nos abandonaron». «Descolgábamos un teléfono, se pasaban la pelota unos a otros, que si la responsabilidad es de las autonomías y nos preguntábamos cuándo nos toca» . Lo único que «tuteó» a la población diana de este virus fue él, el patógeno. Más de 19.400 muertos en residencias y geriátricos del país después –antes de esta enfermedad albergaban a 385.000 mayores–, Pascual inquiere por qué tratan de hacer tanto daño reputacional al sector, en vez de armarse de coraje y tomar medidas expeditivas.

El tiempo dará y pondrá razones, asegura, pero ella relata el «periodo más duro» de sus vidas, las de casi 200.000 trabajadores del sector a los que nadie aplaude estos días. La mitad se contagiaron o se fueron por miedo, dice. No en vano, la tasa de infección entre el personal llegó a ser el doble (un 14%) que la de los sanitarios en el preámbulo de la tragedia que estaba por venir.

¿Qué pasó en las residencias?

Que se ha prohibido la sanidad universal por el hecho de ser mayor. El sistema colapsó en ciudades grandes y se discriminó a la gente por el sitio donde vivían (en este caso a los de 90 años de residencias). No es justo decir que pasó en toda España, pero sí ocurrió en más de un lugar; ni sucedió durante toda la pandemia. Vivimos el pánico y el mayor tiene que sentir que no tiene menos derechos que los demás. Fue como una «tormenta perfecta»: sin EPI, sin test ni personal...

¿De quién fue la culpa?

No hay culpables. Hubo comunidades que cerarron antes, y no tuvieron que hacer frente «al por si acaso»; en Castilla y León, Cataluña, Castilla-La Mancha y Madrid, en cambio, el sistema colapsó. No teníamos acceso a los mercados y a nuestros trabajadores se les dio la baja por teléfono. Al ser un sector social y no sanitario, tampoco podemos curar, en nuestro sector es difícil salvar a alguien y nos espabilamos después con el material: no nos daban recursos. Nos faltó la llamada de alguien diciendo «tendréis medios y personal en 24 horas. Vamos a poneros oxígeno y goteros», y solo con eso el impacto de la defunción hubiera sido mucho menor. Yo he tenido la sensación de que nos han atendido cuando las UCI estaban liberadas.

¿Ha sido lo más duro de la crisis?

La parte más dura de esta crisis ha sido ver morir a 3-4 personas en una residencia un día, llamar, pedir auxilio con todo el miedo que hemos pasado, y sentir la impotencia de que nada cambiaba día tras día.

Insisto, esa llamada... ¿tendría que haber sido del Gobierno o de las consejerías de Sanidad regionales?

La competencia de los servicios sanitarios y sociales es autonómica, pero ellos mismos apelaban a un mando único. Digo yo que si tienes el mando es para tomar decisiones. Llamaban y nos decían que había una orden ministerial, que había que hacer cambios, pero en este caso debía haber una decisión sanitaria que no estaba, y es lo más importante. Hay que replantearse un modelo de solución rápida.

Una reclamación suya antigua es el oxígeno, ¿por qué?

Solo con esa inversión por parte de la Administración ahorraríamos un 40% de los ingresos y derivaciones a hospitales de ancianos de residencias. No están por la labor.

«Ahorraríamos el 40% de derivaciones a hospitales solo con oxígeno en las residencias»

Cribaje por edad; videos donde los médicos hablan de aplicar una selección del paciente... ¿Qué opina usted de la polémica del triaje de ancianos?

Los geriatras dicen que no es cierto, pero lo estamos viendo. Y lo sabemos. Yo tengo a personas en residencias de la Comunidad de Madrid que no se trasladaron; estábamos desesperados y la única verdad son las defunciones. Si la Comunidad dice que se trasladaron a 10.600 ancianos, sería en diferentes etapas, pero algo ha fallado. Hubo momentos de la pandemia y desbordamiento total en que no se hizo.

¿Pero usted concibe algún médico que no quiera salvar una vida?

No, en absoluto. Todas las administraciones quieren salvar vidas. Pero sí llega un momento en que se plantea qué vida se puede salvar, es una decisión horrenda que tiene que tomar un médico con criterios clínicos. Lo que también es cierto es que nos denegaban las derivaciones. Es una decisión muy complicada; hay momentos en los que el sistema colapsa y es una realidad. Creo que es importante saberlo.

¿El cribaje ha sido también económico; esto es, para el residente que tenía seguro privado sí había cama de hospital?

No tengo toda la información al respecto, pero hay muchos residentes que son maestros, funcionarios que tienen el Muface y que se ha pagado toda la vida esa mutua para momentos así.

Haga autocrítica...

También nosotros nos sentimos desbordados al comunicarnos con las familias, porque yo entiendo que esperando noticias de un familiar en casa las horas se te hacen eternas.

¿Se ha ido el virus de las residencias?

Tenemos el virus en la puerta y no estamos preparados. Me preocupa mucho el rebrote. Hay comunidades que nos han dejado de pagar hace dos meses, o no pagan un stock de EPI para un mes, nos dicen que habrá PCR pero no se garantizan periódicamente. Queremos participar en los procedimientos de decisión, pero no se está contando con nosotros de una manera concreta.

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