Serpientes y murciélagos, posible origen de la nueva neumonía de China

Un equipo de científicos descubre que el coronavirus habría mutado al saltar de una especie a otra, que se vendían en malas condiciones higiénicas en el mercado de Wuhan donde empezó la epidemia

Varias personas con mascarillas para protegerse del contagio del coronavirus REUTERS
Pablo M. Díez

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Las serpientes y los murciélagos podrían ser el origen de la nueva neumonía china que atemoriza al mundo, que ya se ha cobrado 17 vidas, infectado a casi 600 personas y obligado a cerrar la ciudad de once millones de habitantes donde empezó la epidemia: Wuhan . Así lo cree un equipo de virólogos de varias universidades chinas, que han analizado el genoma de cinco muestras del nuevo coronavirus y lo han comparado con 217 virus similares recogidos de especies animales.

En sus conclusiones, publicadas en el Diario de Virología Médica, aseguran que el estudio genético del nuevo coronavirus, denominado 2019-nCoV, se parece al de los murciélagos que provocaron otras dos pandemias que dejaron cientos de muertos en los últimos años: el SARS (síndrome respiratorio agudo y severo) y MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio).

Pero, igual que en este último caso mutó en los camellos, ahora parece haberlo hecho en las serpientes y de ahí habría saltado al ser humano. Así lo deducen de un estudio más detallado de sus proteínas, que forman la corona del virus y se parecen más a las halladas en serpientes que en otras especies receptoras como pájaros, marmotas, erizos, murciélagos y humanos . «Los resultados obtenidos del análisis de nuestra secuencia demuestran por primera vez que las serpientes son el más que probable receptor animal salvaje», escribe el equipo en su estudio, según informa «New Scientist».

En la lonja de Huanan, el mercado de carne y pescado de Wuhan donde se ha descubierto el nuevo coronavirus, también se vendían para consumo humano hasta medio centenar de especies salvajes, como serpientes, murciélagos, puercoespines, zorros, civetas, ratas de bambú… Junto al hecho de que las serpientes cazan murciélagos en la Naturaleza, cabe la posibilidad de que ambas especies estuvieran enjauladas muy cerca y, como es habitual en dichos mercados, en malas condiciones higiénicas. Este estrecho contacto habría hecho que el virus de los murciélagos se transmitiera a las serpientes y mutara en ellas. Con las heces y orines de ambas especies mezclándose en las jaulas, el nuevo coronavirus habría pasado al aire e infectado a los trabajadores y clientes del mercado de Huanan, que fueron los primeros contagiados de la epidemia.

A partir de ahí, y como muestra bien la película «Contagio», la enfermedad se habría transmitido entre los humanos a la velocidad con que se mueve este mundo globalizado. Lo mismo ocurrió con el SARS, que empezó también en un mercado de animales de China , concretamente de la provincia sureña de Cantón (Guangdong). Aunque al principio se atribuyó a las civetas que allí se vendían, luego se descubrió que el origen de aquel coronavirus eran también los murciélagos.

Para confirmar sus sospechas, los virólogos chinos necesitan muestras de ADN de las serpientes y murciélagos que se vendían en Huanan . En caso de ser así, se demostraría lo que hasta ahora parece un misterio: que el nuevo coronavirus ha mutado y se ha adaptado de una especie de sangre caliente como los murciélagos a una de sangre fría como las serpientes antes de saltar a los humanos.

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