Coronavirus
Los sanitarios recuperados vuelven al hospital entre la incertidumbre y el optimismo
Más de 40.000 se han contagiado en España, aunque la cifra real podría ser mucho mayor
Mientras la ciudadanía española se convencía de la importancia del confinamiento para frenar el coronavirus , miles de trabajadores se medían con la enfermedad en los centros hospitalarios. Lo hacían a cara de perro, con los medios que tenían, que eran escasos, y los protocolos establecidos, entonces imperfectos. Fueron ellos los primeros que comprendieron la magnitud de la pandemia y quienes, poco a poco, pasaron a engrosar también las listas diarias de positivos. Ahora, a cada vez más les toca regresar al hospital tras superar el Covid-19, y lo hacen entre la incertidumbre y la esperanza.
Los últimos datos del Ministerio de Sanidad, facilitados este sábado, hablan de 41.239 sanitarios contagiados por coronavirus. Sin embargo, una macroencuesta llevada a cabo por la Organización Colegial de Enfermería hace un mes mostraba que hasta 70.000 enfermeros habían experimentado síntomas. La crifra real, por tanto, podría duplicar a la oficial. Además, hasta el momento, España ha tenido que lamentar la muerte de varias decenas de trabajadores de la sanidad.
Para entender cómo se ha podido llegar a tener tantos contagios en un colectivo tan esencial, Encarna Abascal , secretaria técnica de prevención de riesgos laborales del CSIF, subraya algo por todos conocido: «Han faltado EPIs y no se han tomado todas las medidas de protección desde el principio». Pese a que la situación ahora es mejor, Abascal señala errores que se siguen cometiendo, como la compra de material ineficaz o la incapacidad de testar a todos los sanitarios, una demanda que, hasta el momento, no ha sido atendida.
Miedo a la reinfección
15 de marzo. Después de una larguísima jornada en el Hospital La Paz, uno de los más grandes de Madrid, Virginia comenzó a encontrarse mal. Antes de llegar a casa, paró en una farmacia y compró un termómetro que poco después marcaría febrícula. «Por la tarde ya no tenía y lo dejé pasar», cuenta ahora. Lo achacó al cansancio y al estrés. Al día siguiente acudió a trabajar sin saber que sería el último día antes de una cuarentena de dos semanas: «Según volví a sentir los síntomas lo comuniqué y me hicieron el test. Di positivo y me mandaron a casa». Como ella estaban varios compañeros que, en algunos casos, también fueron enviados a casa con el paso del tiempo.
«No sé dónde me pude contagiar. Sé que atendimos a algunas pacientes que eran positivo, pero pudo ser entre compañeros o yendo a trabajar en el metro», dice Virginia. Era la etapa de mayor descontrol, cuando los hospitales empezaron a sufrir la falta de material y el virus se cobrabra vidas a un ritmo terrible. Desde que Virginia se reincoporó a su puesto a finales de marzo, percibe un mayor control de la epidemia y se muestra más optimista. Sin embargo, los contagios entre sanitarios no han cesado: este sábado, los positivos entre este personal (1.252) eran superiores a los del resto de la población (1.175).
Otro ejemplo es el de Rocío , trabajadora de urgencias del Hospital Clínico de Madrid. El pasado 23 de marzo comenzó a tener sintomatología leve, pero continuó yendo a trabajar. Dos días después, cuando los síntomas se intensificaron, se le hizo un PCR que resultó positivo. «Probablemente contagiara a compañeros, es inevitable», lamenta. Tal y como cuenta, entonces sólo disponían de un EPI para todo el turno y el goteo de pacientes no cesaba: «La carga de trabajo era enorme. Los ingresos eran constantes y, aunque sabes lo que tienes que hacer, tratas de ayudar al máximo número de pacientes. A veces pierdes la consciencia de cómo actuar».
Tras tener que esperar a que un tercer test diera negativo, a su vuelta al hospital se encontró con una situación sensiblemente mejor: «Hay más material, los protocolos se han perfeccionado y existe más concienciación». Aun así, las dudas que genera el desconocimiento del virus hacen mella entre quienes día a día se enfrentan a él. «Es un virus nuevo, no es la gripe. Ni siquiera sé el tiempo de inmunidad una vez lo he pasado», explica Rocío.
Así, aunque el aumento de altas y la llegada de más material han aliviado un sistema que llegó a verse desbordado, la falta de test impide conocer la situación real de la pandemia, también en los hospitales. «Si se hiciese la prueba a todos, los hospitales se quedarían medio vacíos», lamenta Abascal. Desgracidamante, las dudas también invaden a quienen superan el Covid-19.
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