Sanidad deja sin su plaza de residente a una bióloga por su discapacidad visual: «Estoy cansada, pero el martes vuelvo a la carga»

La joven madrileña de 24 años sufre glaucoma congénito. Aprobó la oposición en febrero de 2019 y el Gobierno le comunica ahora que le ha retirado la vacante

Carmen Lafuente posa frente al Hospital Ramón y Cajal, donde hizo las prácticas durante la carrera pero ahora le impiden desarrollar su puesto de bióloga, con especialidad en Bioquímica Clínica IGNACIO GIL
Érika Montañés

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«Un jarro de agua fría». Carmen Lafuente, una joven bióloga que aprobó su oposición de residente hace un año y medio y que sufre glaucoma congénito, ha perdido su plaza conseguida. Y no oculta su lógico enfado. El pasado miércoles recibió una carta del Ministerio de Sanidad comunicando que pierde su plaza de residente en la oposición como bióloga ( lo que se conoce como BIR, que es como el MIR de la Medicina para la Biología) que superó el 2 de febrero de 2019.

ABC publicó el pasado 21 de octubre la «ceguera» del departamento dirigido por Salvador Illa al dejarle sin su puesto de trabajo porque esta joven de 24 años tiene una discapacidad visual reconocida. El glaucoma congénito provoca en el ojo de quien lo padece un aumento de la presión interna, que llega a dañar el nervio óptico , el órgano encargado de transmitir la información visual al cerebro para que éste la decodifique y «vea». Suele darse desde los primeros meses de vida del niño. Le sucedió a Carmen .

A comienzos de este mes de octubre, Carmen había recibido una primera misiva en la que se «iniciaba el proceso de retirada de los derechos de plaza». Ella alegó. Tras esas alegaciones, hace 48 horas que ha recibido una segunda notificación de Sanidad: se confirma la pérdida.

«Ahora tengo la cabeza cansada. Voy a descansar el puente que tenemos en Madrid y el martes vuelvo a la carga», dice con un tono de resignación. Después de la primera resolución, esta bióloga pensó que cabía la esperanza de que el Ejecutivo reculase. Antes de su dimisión, el pasado viernes, Rodrigo Gutiérrez, director general de Ordenación Profesional, firmó la carta de retirada de su plaza: «Ha querido limpiar la mesa, digámoslo así de forma vulgar, antes de irse».

Al margen del malestar, Carmen reconoce que durante un año y medio ha querido tirar la toalla en varias ocasiones, pero siempre ha empujado su familia, sus amigos: «Es tu derecho, es tu plaza, me repiten. Lo de ahora ha sido un jarro de agua fría». Esta joven madrileña no oculta su desazón ante un proceso abocado a los tribunales, y en el que la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) va a ayudarle y asesorarle con todo su equipo jurídico. El siguiente paso será presentar un recurso de alzada, anuncia, y «veremos en qué desemboca».

Ni la repercusión mediática del caso, ni la denuncia pública, parecen haber tenido eco en el Gobierno. «Lo de antes fue un chasco; lo de ahora da mucha rabia -incide-, pero seguiré porque no es solo popr mí por quien tengo que luchar. Tengo derecho a la plaza aprobada. De hecho, sacó la máxima nota del colectivo de personas con discapacidad que aspiraban a la plaza. No es solo por mí, sino por lo que viene después, es un camino que tengo que abrir a otras personas con discapacidad visual y que permanezca abierto».

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