Sanidad advierte brotes verdes y la tercera ola en España empieza a remitir
Dos meses después, los contagios empiezan a caer pese al récord de 909 muertos del pasado fin de semana. Simón espera que se doblegue la curva de fallecidos a finales de esta semana

La tercera ola del virus SARS CoV-2 que comenzó a inicios de diciembre del año pasado comienza a remitir. Así lo oficializó ayer el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón. En los últimos siete días, la incidencia ... del virus ha caído casi 200 puntos, al haber pasado de 865 a 667 casos por cada cien mil habitantes y los nuevos contagios también siguen a la baja. El Ministerio de Sanidad notificó ayer 47.095 nuevos casos positivos desde el viernes, casi 33.000 menos que el pasado fin de semana. «Hemos iniciado el periodo de descenso y la tendencia es favorable pero aún estamos muy muy lejos de llegar a un nivel de riesgo bajo», aseguró el epidemiólogo, quien advirtió que prácticamente todo el territorio «sigue en niveles de riesgo máximo».
Pese a que España parece haber doblegado la tercera ola, el número de fallecidos sigue desbocado. El último fin de semana, 909 personas perdieron la vida como consecuencia del Covid-19, la cifra más alta desde el pasado abril. «No veremos un descenso significativo de fallecidos hasta el final de semana», subrayó Simón. Lo mismo ocurre con la presión hospitalaria. Pese a la ralentización de los contagios, el 43,17 por ciento de las camas de UCI siguen ocupadas por enfermos de Covid-19. El lunes pasado ese porcentaje superaba el 45 por ciento.
«Presión enorme»
Una semana después, La Rioja y la Comunidad Valenciana siguen siendo las regiones con una mayor saturación de sus servicios de cuidados intensivos con un 65,2 y un 58,97 por ciento, respectivamente. Pero otras tres regiones superan también el 50 por ciento. «Pensábamos que a inicios de esta semana podíamos comenzar a observar el máximo de ocupación en las UCI, pero los datos son ligeramente menores a los registrados el jueves y el viernes pasado. De todos modos, todavía estamos con una presión enorme que obliga a muchos hospitales a reprogramar su actividad rutinaria, lo cual es un problema para el sistema sanitario porque puede dejar sin atención a otras personas que no tienen coronavirus mientras se mantengan estos niveles de ocupación», afirmó Simón.
Aunque la situación general va a mejor, apenas cuatro comunidades han conseguido bajar de los 500 contagios por 100.000 habitantes, el tope del semáforo rojo de alto riesgo. Es el caso de Baleares (342), Canarias (157), Cantabria (307) y Cataluña (445). A diferencia del pasado viernes, ninguna supera ya los 1.000 casos por cien mil habitantes.
Con la vista puesta en la próxima Semana Santa y el aumento de los desplazamientos como consecuencia de los días festivos, Simón no descartó que pueda producirse una «cuarta ola». Sin embargo, el director del CCAES se mostró optimista en que el aumento progresivo de la población vacunada reduzca «la probabilidad de que la siguiente ola sea muy rápida en el ascenso de contagios». «¿Habrá una siguiente ola? Es probable. Depende de cómo se tomen las medidas de desescalada, pero cada semana que pasa las probabilidades de que esa ola sea tan grande y rápida disminuyen», insistió.
Las nuevas variantes del SARS CoV-2 que comienzan a circular por Europa podrían, sin embargo, complicar ese horizonte de optimismo. Según explicó el epidemiólogo, en España ya se han detectado 479 casos de la cepa británica del virus. Además, se han registrado dos casos de la variante sudafricana y uno de la brasileña, al parecer esta última más virulenta que el resto. Pese a que regiones como Madrid o Cantabria han admitido que la prevalencia de estas cepas es bastante generalizada, Simón afirmó ayer que «solo pequeños territorios como Ibiza o el campo de Gibraltar» registran una presencia importante de la variante.
«No es la Semana Santa»
«Si la variante británica comienza a gamar terreno en nuestro territorio, esa esperada cuarta ola más lenta y más progresiva y probablemente menos alta podría acelerarse un poco. Dependerá de cuándo se produzca, cuánta gente tengamos inmunizada y el punto de partida, es decir, la tasa de incidencia del virus del que partamos», apostilló.
Sobre este posible escenario Simón subrayó que lo fundamental es mantener al país en «un nivel de riesgo bajo» independientemente de la Semana Santa o las vacaciones de verano, cambiando el rumbo respecto a la relajación de medidas que sí se permitió para Navidad. «Desde luego, lo que no podemos hacer es plantearnos fechas concretas porque en Semana Santa queramos hacer determinadas cosas. Podremos hacer cosas si estamos en el nivel adecuado y si no es así, no podremos hacerlas. El objetivo no es la Semana Santa, sino bajar la incidencia cuanto antes mejor».
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