Un Robinson Crusoe italiano, eremita en una isla de Cerdeña, fascina al mundo
Mauro Morandi, 79 años, vive desde hace casi 30 años en Budelli, isla famosa en todo el mundo por su playa de arena rosa
![Mauro Morandi, en una foto de Facebook](https://s2.abcstatics.com/media/sociedad/2018/12/14/mauro-morandi-kQTF--1248x698@abc.jpg)
Es conocido como el «Robinson Crusoe» italiano o el eremita de Budelli, una paradisíaca isla desierta del archipiélago de la Magdalena, al norte de Cerdeña. Aquí ha vivido durante casi 30 años Mauro Morandi, exprofesor de educación física en su ciudad, Módena. Es el único habitante de la isla desde 1989, donde llegó por casualidad. «Navegaba en un catamarán con unos amigos para dirigirme a Polinesia, pero tuvimos que parar en Budelli por una avería. Enseguida me enamoré del lugar. El custodio de la isla estaba a punto de jubilarse y yo lo sustituí. Mis amigos partieron, pero yo preferí quedarme aquí», cuenta Mauro Morandi. Su historia parece sacada de la pluma del escritor inglés Daniel Dafoe , mundialmente conocido por «Robinson Crusoe» (1719). La vida de Morandi, muy conocida en Cerdeña , fascinó a medio mundo cuando se hizo eco la sección de viajes de la cadena CNN y la revista National Geographic, al que describían como una atracción más de la maravillosa isla. En efecto, Morandi, quien afirma que ama la soledad , despierta la curiosidad de los turistas que lo buscan para saludarlo: «En realidad, la auténtica soledad la vivo en invierno. En verano casi todos los días encuentro a turistas que quieren encontrarme y comunicar conmigo».
Custodio de una maravilla
El refugio para la vida silvestre de Mauro Morandi fue una pequeña cabaña construida en la segunda guerra mundial , cerca de la playa rosa de Budelli, famosa en todo el mundo, por su belleza y por el color de la arena, rica de pequeños fragmentos de coral y conchas. Son muchos los turistas que se acercan a esta maravilla de la naturaleza, algunos con ánimo de llevarse alguna botella de arena rosa, considerado por las autoridades de Cerdeña un «robo» con multas desde 500 a 3.000 euros.
Desahuciado
En este idílico escenario Morandi hace de guardia no oficial, pero tolerado, sin tener ningún contrato, pero ahora lo quieren desahuciar. Hace dos años, la isla de Budelli se incorporó al Parque nacional del Archipiélago de la Magdalena, que cuenta con siete islas. El presidente del Parque, el ingeniero Fabrizio Fonnesu, 42 años, nombrado en febrero pasado, considera que la presencia de Mauro Morandi es incompatible con el nuevo proyecto para conservar la naturaleza de la isla. El presidente Fonnesu quiere instalar un «observatorio ambiental» para controlar a los turistas que visitan la isla y darle el «esplendor que merece».
![Mauro Morandi](https://s2.abcstatics.com/media/sociedad/2018/12/14/italiano2-U30883739077xtG--510x349@abc.jpg)
Miles de seguidores
Mauro Morandi, que sobrevive con su pensión, es un «Robinson Crusoe» moderno y como tal se ha aficionado a las redes sociales, a las que está conectado porque dispone de wifi, teléfono móvil y una tableta . Tiene página en Facebook con 8.521 seguidores y también una cuenta en Instagram para mostrar su rincón al mundo, colocando los amaneceres que iluminan el Mediterráneo, la fauna , flora, los paisajes y su vida silvestre con la compañía de dos gatos y un par de gallinas. «Utilizo las redes sociales, para colocar las fotos de mi isla y hacer ver al mundo cuánto es bella. Es la belleza de la naturaleza la que salvará al mundo», manifiesta Morandi, que se alimenta directamente de los frutos de esa naturaleza que le rodea; por ejemplo, recoge setas en invierno y en primavera utiliza los huevos de las gaviotas.
«Déjenme en paz»
Mauro Morandi, que se confiesa un rebelde —«creo que me escapé de casa a los nueve años, la primera vez»— se resiste a abandonar la isla y sus seguidores en diversos puntos del planeta se han movilizado para apoyarle con sus firmas . Ya lo quisieron desalojar hace un par de años, pero recogió más de 18.000 firmas y se paró el desahucio. Ahora considera que todavía tiene alguna carta que jugar y la defenderá con un abogado. Mientras, afirma que solo tiene un deseo: «Déjenme en paz aquí».
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