El reto postpandémico: reeducar a los trabajadores para adaptarse a una nueva sociedad
La llegada del coronavirus ha provocado una revolución en todos los niveles, y las empresas también la han sufrido
Si algo ha demostrado esta pandemia es que la tecnología ha llegado para quedarse y que no solo puede alterar sino también facilitar nuestras vidas. Después de la declaración del estado de alarma, la mayoría de las empresas suspendieron sus actividades o directamente mandaron a sus trabajadores a casa. En la distancia y, en la mayoría de los casos, sin los medios necesarios, todos tuvieron que adaptarse como pudieron y montar la oficina en el salón.
Para muchas personas, en cambio, la tecnología es el enamigo a abatir: el que enajena a los más pequeños y escucha nuestras conversaciones para luego mostrarnos anuncios personalizados en nuestras redes sociales. Frente a esta visión se impone cada vez más el humanismo digital , que promueve que la tecnología es inherente al desarrollo del ser humano e incluso promueve su utilización, pero de manera adecuada.
«La tecnología puede ser también negativa si no sabemos utilizarla», cuenta a ABC Hermel Balcazar, CEO de Aicad Business School . «A pesar de que hace avanzar la economía, también puede ser una fuerte involutiva» , dice refiriéndose expresamente a los más pequeños, los más vulnerables. Desde la Fundación de esta escuela de negocios, que tiene presencia en todo el mundo, ya hace tiempo que trabajan en cursillos incluso de «tecnopatías digitales», para ayudar a gestionar adecuadamente la educación del niño en el uso de las tecnologías.
Los adolescentes , en cualquier caso, serán los profesionales del futuro y por ello es vital que en su etapa más vulnerable, la niñez, hagan un uso adecuado de los recursos disponibles . «¿Es negativo que utilicen las tecnologías en ciertas edades? Pues como cualquier cosa si no se utiliza bien», expone Balcazar. En las personas adultas, en cambio, este tipo de educación está enfocada a «que no se vuelvan esclavos y sean ellos los amos de su tiempo».
En este contexto en el que aún muchos no saben gestionar la tecnología, irrumpió el coronavirus, provocando una aceleración de los procesos para intentar continuar con la vida de manera lo más normal posible, pero desde casa. Para la mayoría de las empresas, expone Balcazar, esto supuso « un jarro de agua fría en la cara ». A las empresas no les pilló en el mejor momento y, en su opinión, hubiera sido muy positivo que el Gobierno hubiera impulsado los años previos legislación en torno al teletrabajo o impulso tecnológico. Ahora, «las organizaciones tienen que pensar en los procesos , en entrenar a personas que los entiendan y a trabajar con el compromiso del teletrabajo (que incluye saber desconectar)», dice este experto sobre los futuros retos.