José Francisco Serrano Oceja

Resurrección y vida

La resurrección de Jesús, que estos días celebramos, sigue siendo una provocación

José Francisco Serrano Oceja

La resurrección de Jesús , que estos días celebramos, sigue siendo una provocación. El cristianismo primitivo fue considerado como una religión extraña, reprochable para el mundo romano entre otros factores porque no se ajustaba a lo que la gente entendía por «religión». Sin embargo, lo cristiano, en nuestro universo cultural, se ha convertido en una premisa.

La resurrección alienta y alimenta el genio literario. Se acaban de publicar dos libros claves que nos ayudan a entender el significado actual de la resurrección de Cristo. El primero, «Resucitar» (Encuentro), del genial escritor de culto francés Christian Bobin. El segundo, «Resurrección. Experiencia de vida en Cristo resucitado» (BAC), del siempre provocador Fabrice Hadjadj. Como señala este último, hay algo mejor en la vida que hacer cosas extraordinarias: iluminar lo ordinario desde el interior. Ese movimiento nos sustrae a la mediocridad de contentarnos con lo cotidiano y no ambicionar la gloria. Desde la resurrección de Cristo, el milagro surge de la fuente de lo real y de la capacidad que tengamos de abrirnos a la vida. En la fe en la resurrección está en juego la apertura a la vida, la aceptación de porqué nacemos y porqué morimos, una vida que va por delante de nosotros y nos sorprende siempre.

Si el crecimiento demográfico –un indicativo sociológico de apertura a la vida- determina también la expansión de una religión, y su futuro, entre 2030 y 2035, según una reciente investigación del Pew Research Center, el número de niños nacidos de musulmanes -225 millones- superará en el mundo al de los nacidos de cristianos -224 millones-. Brecha que se ampliará a partir de esas fechas. Los cristianos de todas las confesiones son el 31% de la población mundial; los musulmanes, el 24%; los hindúes, el 15%; los que se confiesan no religiosos, el 16%; otros, el 13,6%. Pero los niveles de fecundidad, sobremanera en la población del hemisferio Sur, y la juventud en la edad de procrear de los musulmanes y de los hindúes, están provocando cambios muy significativos en el peso relativo de las religiones en el mundo. ¿Cómo resucitará a la vida el cristianismo del futuro?

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