Los efectos sociales de la pandemia
Relato de una eternidad caduca
«El virus avanza sin descanso y el riesgo a una nueva tormenta perfecta, cuyas consecuencias son difíciles de prever, es cada vez más real, como los propios datos indican. Está en nuestras manos como individuos salvaguardar los pocos reductos de libertad que el virus aún no nos ha robado, pero esta responsabilidad no solo puede recaer en nosotros»
La « nueva normalidad » nacida de la pandemia del Covid-19 nos deja un presente que ha reescrito el relato de cómo el ser humano se veía a sí mismo, un nuevo relato que podría definirse como «El relato de una eternidad caduca», ya que la «nueva normalidad» surgida de esta pandemia nos ha recordado que el ser humano no es inmortal como especie, ni eterno el conjunto de sus civilizaciones.
Toda la humanidad es protagonista y víctima de esta pandemia. De una u otra forma, todos ustedes se pueden ver reflejados en estas fotografías, que tomé a lo largo de estos últimos meses con la llegada de lo que todos hemos denominado «nueva normalidad», fotografías que nos muestran cómo el Covid-19 nos determinó la forma de disfrutar de nuestra familia y amigos, la práctica de nuestra fe, el ocio, el deporte o la cultura, fotografías que, en definitiva, nos recuerdan cómo esta pandemia nos robó nuestra libertad más sagrada, nuestra forma de vivir y sentir nuestra propia identidad como especie y civilización.
El virus avanza sin descanso y el riesgo a una nueva tormenta perfecta, cuyas consecuencias son difíciles de prever, es cada vez más real, como los propios datos indican. Está en nuestras manos como individuos salvaguardar los pocos reductos de libertad que el virus aún no nos ha robado, pero esta responsabilidad no solo puede recaer en nosotros.
La esperanza de que llegue una vacuna efectiva contra el Covid-19 para finales de año, al igual que disponer a día de hoy de una mayor información y de tratamientos efectivos para combatir el virus, nos obliga como sociedad civil a exigir sin miramientos a nuestro Gobierno y al resto de partidos políticos, una respuesta unida y coordinada en la lucha contra el Covid-19.
El Gobierno de España, y en particular su presidente Pedro Sanchez, no puede perpetuarse en la mentira y en salvaguardar sus intereses personalistas y cálculos políticos en este momento crítico de nuestra historia. No sólo debe impedir que esta «nueva normalidad» se agrave a lo largo del tiempo como consecuencia de su dejación de funciones a la hora de contener el Covid-19, sino que es crítico que actué coordinado con el resto de fuerzas políticas y agentes sociales para salvaguardar, hasta que llegue una vacuna efectiva, los pocos reductos del tejido empresarial y económico de España que el virus aún no destruyo.