Las relaciones entre ciencia y empresa, a debate en la UIMP
Científicos y empresarios creen que el futuro depende del patrimonio tecnológico
La Universidad Internacional Menéndez Pelayo ha organizado un curso de verano que, bajo el título, «Poder económico y poder científico» y coordinado por Antonio Hernando, ha reunido a científicos y empresarios. Entre los participantes se encontraban los presidentes de varias empresas del Ibex, Premios Príncipe de Asturias y Premios Nacionales de Investigación, así como representantes de instituciones como el Círculo de Empresarios, y directores de los más prestigiosos centros de investigación de España.
El objetivo del encuentro ha sido reflexionar sobre la limitación en las relaciones de los sectores científico y empresarial en España, a través de un diálogo para realizar un diagnóstico y buscar soluciones.
Los asistentes coincidieron en que en España hay un aparente desinterés social por la ciencia, incluido el mundo empresarial. «En España, la bolsa penaliza a las empresas que arriesgan», indicó Juan Lladó. Este es un mal que se incuba desde las primeras etapas de la enseñanza, en las que no se consideran los conceptos científicos básicos como parte de la cultura, que todo ciudadano debe tener para disfrutar del conocimiento. Los empresarios son conscientes de que esta separación hace daño a ambos mundos. También hay ejemplos que constatan que, cuando se hace un esfuerzo por llevar la ciencia a la sociedad, ésta responde con entusiasmo e interés.
En el curso se desvelaron datos que demuestran cómo «la riqueza de las naciones está ligada a la riqueza de las nociones », y que, «en el siglo XXI, el futuro de un país dependerá de su patrimonio científico y tecnológico». Igualmente, se destacó la importancia de la investigación científica para el desarrollo del país.
«Aventura humana»
El interés por la ciencia, según los ponentes, no debe limitarse a las aplicaciones de los nuevos descubrimientos . «La ciencia es estéticamente hermosa, no solo económicamente decisiva o culturalmente importante» indicó Pedro Echenique , co-director del curso. Con esta afirmación, intentaba alertar del peligro de dirigir la investigación solo para resolver problemas concretos a corto plazo. «La ciencia es cultura, una aventura humana, la obra de arte colectiva más importante de la humanidad», subrayó Echenique.
Los participantes plantearon soluciones para acercar el mundo científico al empresarial: sistemas de gestión y gobernanza más agiles, facilitar la colaboración pública-privada, un mayor esfuerzo de divulgación por parte del sector científico y mayores incentivos a la investigación privada y una ley de mecenazgo.
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