La receta de Teruel para la España vaciada

Los actores sociales de la provincia aragonesa crean un documento con soluciones aplicables para combatir la despoblación que se estudiará en la comisión de reconstrucción del Congreso

Corbatón, uno de los pueblos que más sufre la despoblación en Teruel FABIÁN SIMÓN

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Es el momento. En eso coinciden todos los implicados. La despoblación ya estaba encima de la mesa de los políticos antes de que llegara el coronavirus, pero la pandemia ha enseñado las costuras de una sociedad en la que los sueldos de una parte de la población apenas dan para sobrevivir en las grandes ciudades, lugares donde, sin embargo, se concentra la oferta de trabajo.

Por ello, en Teruel han aprovechado las últimas semanas y el confinamiento para elaborar un documento bautizado como « pacto para la reconstrucción de Teruel », en el que actores sociales de dentro y fuera de la provincia aportan soluciones para impulsar y vertebrar dicho territorio pero que, como subrayan, pueden ser perfectamente extrapolables a otros territorios despoblados.

«Tenemos el viento a favor», reconoce Alberto Alfonso, coordinador general de las siete mesas de trabajo en las que se articula esta iniciativa, impulsada por Teruel Existe , y en el que han tomado la palabra, además de expertos o instituciones, los habitantes y profesionales que habitan esos pueblos despoblados que realmente conocen los problemas sobre el terreno. «Es un documento muy plural en el que interviene mucha gente que tiene mucha capilaridad con el terreno. No lo podría haber hecho ni la mejor consultora del país», defiende Alfonso.

Una de las primeras reuniones virtuales del "pacto por Teruel" ABC

Las conclusiones de este informe, que se presenta esta semana en Teruel, tendrán recorrido más allá, puesto que llegarán acto seguido al Congreso de los Diputados. El texto resultante de cinco semanas de reuniones e ideas para darle una oportunidad a los territorios tradicionalmente olvidados formará parte de la documentación que estudien los miembros de la comisión de Reconstrucción de la Cámara Baja.

«Es hora de pasar de la teoría a la práctica, ya no sirve que se nombre a la enésima comisionada por el reto demográfico», insiste Alfonso, que también es fundador de Apadrina un olivo, una de estas iniciativas que surgen en el mundo rural para intentar sostener población y generar oportunidades. Precisamente una de las iniciativas debatidas estos días en los grupos de trabajo ahonda en este espíritu. Se trata de los despertadores rurales inteligentes , unos centros llamados a atraer iniciativas de emprendimiento locales y tutorizarlas para que consigan asentarse y dar un soplo de vida a las tierras despobladas.

Innovación y telecomunicaciones

El pacto por la Reconstrucción de Teruel se articula en torno a siete mesas de trabajo que han abordado diferentes problemas en virtud de las temáticas tratadas. Sanidad y bienestar social; economía y empleo; educación, cultura, ciencia y universidad; cohesión, vertebración, equilibrio territorial; desarrollo rural; transformación digital; y patrimonio cultural y natural. Y en todas ellas, durante las últimas semanas se han debatido distintas medidas que, en un primer momento se podrán aplicar a Teruel pero que, como destacan los impulsores de la iniciativa, pueden extrapolarse a otros territorios.

«Se van a proponer ideas muy novedosas. Pensamos que si no llegas a ofrecer algo en estas zonas porque es muy caro, hay que hacerlo de otra forma. Vamos a innovar para intentar solventar los problemas», propone Alfonso, quien acto seguido pone un ejemplo. «En Teruel tenemos un problema de seguridad en el mundo rural. No hay efectivos suficientes de la Guardia Civil e igual se puede cambiar el modelo a uno de vigilancia virtual, pero tiene que haber conectividad», propone el coordinador, consciente de que el despertar de la España vaciada pasa en gran medida por la transformación digital.

Y si internet es decisivo, también resultará clave la voluntad política, que tradicionalmente ha mantenido en segundo plano los problemas de la España rural y despoblada que, sin embargo, sigue pidiendo paso después de que el coronavirus agitara los cimientos sobre los que se construye la sociedad española.

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