César Nombela

Rastro genómico del cólera

En cuanto vacunas del cólera, aún hay camino por recorrer

César Nombela Cano

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El cólera azotaba Valencia en 1884 , cuando Cajal se incorpora a su cátedra en esta ciudad. Todo era parte de una pandemia que sólo en España causó 800.000 muertes en el siglo XIX. D. Santiago tuvo la sensibilidad de ocuparse de esta infección, con observaciones breves pero enjundiosas que le llevaron a polemizar con Jaime Ferrán, médico de Tortosa y a la sazón el bacteriólogo más acreditado de España.

El cólera se transmite al ser humano por agua y alimentos contaminados a través de las heces de los afectados. Estamos aún lejos de controlar eficazmente este problema en el mundo, si bien la afectación va asociada al subdesarrollo. La pandemia en marcha, la séptima, comenzó en 1961 y continúa produciendo brotes de consecuencias variables; son de 1,3 a 4 millones de casos por año con un número de fallecidos en el mundo entre 21.000 y 143.000. El movimiento de seres humanos desde los focos infecciosos puede movilizar al agente causante. Pero la bacteria, Vibrio cholerae, también se encuentra en ambientes salobres, costeros, lacustres y estuarios, en los que se asocia al zooplankton.

Los genomas de la bacteria informan sobre la procedencia del cólera epidémico. Una estirpe de gran virulencia, procedente de Asia, se introdujo once veces en África en los últimos 49 años, afectando en 45 países. Igualmente, la reciente epidemia de Haití, de 2010, con 800.000 afectados y 10.000 muertes, llegó con trabajadores de Naciones Unidas procedentes de Nepal. Las estirpes de ambientes acuáticos locales pueden producir algún caso, pero no epidemias. El genoma nos abre el libro de la vida de esta bacteria, mostrando por qué es patógena, cómo produce la toxina causante de la gravísima deshidratación o qué resistencias a antibióticos se daban en las cinco últimas pandemias africanas. Cajal razonó con lógica sobre las limitaciones de la vacuna que ya preparaba Ferrán. Hoy constataría que, en cuanto a vacunas del cólera, aún hay camino por recorrer, porque las vacunas orales en uso confieren una protección bastante limitada en el tiempo.

Rastro genómico del cólera

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