Las pruebas de carbono 14 permiten identificar por primera vez 543 piezas de marfil ilegal en España
El Seprona utiliza esta técnica que permite conocer de forma científica si la talla de marfil es posterior a 1947, fecha en la que su comercialización se ilegalizó
La ciencia puede ser la mejor aliada en la lucha contra el tráfico ilegal de especies protegidas . Así lo ha demostrado la Operación «Celacanto» llevada a cabo por el Seprona. Por primera vez el servicio de protección de la naturaleza de la Guardia Civil ha utilizado las pruebas de carbono 14 (C14) para identificar 543 piezas de marfil ilegal en España.
El éxito del operativo (que lleva el nombre de un pez que se creía extinto) ha sido posible gracias a la formación y apoyo técnico prestado por el Ministerio de Transición Ecológica para la datación del marfil. «Las pruebas de carbono 14 se empezaron a utilizar en Reino Unido en 2018 y nos permite identificar la antigüedad de la pieza de forma científica y rigurosa», explicó este miércoles el director general de Biodiversidad y Calidad Ambiental, Javier Cachón, durante la presentación de los resultados de esta macrooperación policial sobre el tráfico ilegal de especies y furtivismo.
Desde la entrada en vigor del convenio Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), el comercio de las tallas de marfil está prohibido si se trata de piezas posteriores a 1947 (fecha fijada por la normativa europea). A fin de demostrar que la pieza es anterior a la fecha indicada, hasta ahora era frecuente aportar un certificado de antigüedad emitido por parte de un anticuario experto.
Sin embargo, ahora el análisis del isótopo carbono 14 ha permitido comprobar por primera vez de forma científica la veracidad de los certificados, pudiendo establecer con un alto grado de precisión la antigüedad de la pieza. Gracias a esta técnica, el Seprona «ha conseguido detectar medio millar de piezas de marfil en España que, amparándose en haber sido certificadas como antigüedades, son objeto de comercio ilícito fuera del control de las autoridades favoreciendo el tráfico ilegal de este material», explicó el comandante Sergio Rodríguez. El valor de las piezas intervenidas supera los 400.000 euros.
Este negocio ilegal provoca que unos 20.000 elefantes sean cazados ilegalmente cada año en África. «A este ritmo, en diez o 15 años esta especie habrá desaparecido», comentó el director general de Biodiversidad y Calidad Ambiental, Javier Cachón.
Más rentable que la cocaína
La macrooperación llevada a cabo por el Seprona consiguió además detectar la comercialización de anguila europea retornada al mercado de nuestro continente tras su salida a través del mercado ilícito. Esta especie es exportada ilegalmente en su fase de alevín (angula) hacia países asiáticos, en los cuales se engorda en granja, ternornando al mercado europeo como producto elaborado para consumo humano o producto congelado.
«Con un kilo de angula valorado en 1.000 euros los responsables de este negocio ilegal obtienen una tonelada de anguila tras el engorde en granja por el que pueden llegar a obtener más de un millón de euros. Es más rentable traficar con angula que con cocaína» , explicó el comandante Rodríguez Martínez.
La otra fase de la macrooperación estuvo dedicada al tráfico de reptiles. Durante la investigación del Seprona, se consiguió intervenir 628 especímenes de reptiles vivos, entre ellos 76 ejemplares de tortuga gigante de Aldabra y 113 de tortuga estrellada de Magadascar, una especie muy valiosa, ya que está catalogada en peligro crítico. Ambas especies tienen un valor superior a los 210.000 euros. En total han sido detenidas 203 personas y se han aprehendido 2.296 especímenes de 70 especies de fauna protegidas.