Coronavirus
'Las protectoras vivimos de la caridad': el incierto futuro por la pandemia de los refugios de animales abandonados
Con el estado de alarma y la restricción de movimientos, las protectoras se enfrentan al reto de hacer frente al virus sin dejar atrás a todos esos animales
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Sacar, que no pasear al perro. Esa es la directriz que desde el Gobierno se ha dado a todos los españoles que compartan su vida con un animal. Una orden clara en el mar de dudas que ha desatado el estado de alarma en el país. En un lado, están los animales que pueden seguir su vida con relativa normalidad, al abrigo de un hogar. En el otro, cientos de perros que no tienen la misma suerte. Algunos, los más afortunados, pasan sus días en un refugio. Otros, viven en una jaula. Con el estado de alarma y la restricción de movimientos, las protectoras se enfrentan al reto de hacer frente al virus sin dejar atrás a todos esos animales.
Es el caso de la perrera municipal de Madrid , donde el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida , ha anunciado que el consistorio permitirá la entrada de los voluntarios, bajo un estricto protocolo de seguridad, para sacar a los perros de los cheniles tras la petición de los voluntarios. « Ha habido dos situaciones . Por un lado, el Gobierno permite el acceso a los centros de protección animal, pero en el caso de las perreras municipales a quién se permite el acceso es una decisión municipal», explica a ABC Laura Duarte de Pacma. «En las protectoras que son asociaciones están teniendo dificultades porque han cerrado las puertas al voluntariado, pero sí se hacen cargo de los animales», ahonda.
«Nos estamos encontrando se están tomando decisiones de manera muy individualizada, porque es una situación excepcional. Hay dudas todos los días con las restricciones, y evidentemente también afecta a los animales », expone Duarte.
Pérdida de ingresos y muchas dudas
Los problemas no se quedan solo en las grandes ciudades. Por toda España, asociaciones protectoras, que subsisten gracias a donaciones privadas -no solo económicas, sino de material, mantas o comida, entre otros-, se enfrentan ante el reto de sobrevivir tras el virus . En Animal Rescue España (ARE), que cuenta con unos 110 animales, han suspendido todo el voluntariado y las campañas a pie de calle. También las adopciones, aunque en los últimos días han recogido animales. « Es una faena », reconoce a ABC Fran Díaz, coordinador de ARE. Ellos cuentan con refugio propio y con 3 hectáreas para que los perros puedan moverse, pero les inquieta que, si el estado de alarma se alarga, muchos de sus ingresos desaparezcan. « Solo tenemos colaboración privada y sí tememos que, pasado un mes o así, tengamos bastantes devoluciones de las cuotas. Es algo que nos suele pasar a principio del año y cuando empieza el verano, pero ahora hay gente que no puede ir a trabajar…», ahonda Díaz. «Como llevamos poco tiempo no sabemos cómo repercutirá . Por el momento tenemos una factura de 3.500 euros en pienso y una deuda veterinaria de 4.000», expone. Tampoco cesan las visitas a los veterinarios, una de las excepciones que plantea el Real decreto.
En la misma tesitura está Galgos del Sur , una protectora de Córdoba que también cuenta con refugio propio, donde viven 84 perros, la mayoría galgos, y que vive la situación inmersa en dudas. « Las protectoras vivimos de la caridad y la incertidumbre de qué va a pasar la tenemos», reconoce Javier Luna, miembro de esta asociación que también busca hogares a sus rescatados en varios países de Europa. « Lo que más nos ha perjudicado es el tema de las adopciones , porque ahora no puedes hacer la entrevista a la persona que va a adoptar y tampoco funcionan los transportes especializados. Ni pueden volar», explica Luna a ABC. Una situación que, según valora, hará que su refugio acumule animales que ahora no pueden encontrar una familia y los que, en los meses venideros, se sumen tras nuevos abandonos. «Y estamos seguros que los abandonos van a seguir», sostiene.
Las dudas sobre cómo afectará un endurecimiento del estado de alarma también sobrevuela estas asociaciones. «Nuestro miedo principal es que las cosas se pongan más estrictas y que nos pongan problemas para ir a cuidar a los perros», asevera. En su caso, además de los voluntarios (que estos días se están quedando en casa), cuentan con cuatro personas contratadas para mantener el buen funcionamiento de la protectora. «Si nuestros ingresos en el futuro van descendiendo, no podremos mantener a esas personas », lamenta Luna.
La subsistencia de las más pequeñas
Un gran número de protectoras no cuentan con refugio y subsisten a base de residencias y casa de acogidas. La asociación La Sonrisa Animal (LASA) , en la localidad sevillana de Brenes, es una de ellas. En su caso, tal y como cuenta a ABC Natividad Sánchez, presidenta de la asociación, llevan desde el domingo pasado sin poder pasear a los 25 perros que tienen en una residencia, que son la mayoría de sus animales recogidos. Otros están en otro centro o en casas de acogidas. «Ahora lo tenemos más o menos controlado porque no hay ninguno enfermo», señala, aunque incide en que s us principales problemas son los desplazamientos y el desconocimiento. «Nos vamos enterando poquito a poco de las cosas», apostilla.
Esta asociación no ha cesado su actividad. Sigue difundiendo a sus animales en redes sociales o intentando sacar animales de la perrera municipal de Sevilla, donde ya les han dicho que «está todo paralizado». Sobre si han considerado parar con sus recogidas, esta voluntaria lo tiene claro: «Yo lo considero un servicio urgente. Lo hemos hecho siempre, no vamos a parar ahora », defiende.
Sí se muestra preocupada por el futuro, pero al mismo tiempo optimista. «Veo que la gente se está quedando sin trabajo, está en casa agobiada, que van a bajar las donaciones, se van a dar de baja socios, padrinos y madrinas de perritos... Espero que no pase, si pasa eso... Eso es una cadena, no vamos a poder pagar veterinarios, residencias...», enumera. Y lanza un mensaje de esperanza: «Espero que esto se solucione pronto. Yo soy optimista. Saldremos adelante ».
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