La promesa de adelgazar con una inyección

Nuevos fármacos pueden cambiar las reglas del juego y convertirse en una alternativa a la cirugía de la obesidad

Reducen el apetito y aumentan la saciedad. En los ensayos clínicos se han demostrado pérdidas de más de 23 kg

El sueño truncado de adelgazar en Turquía

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Llega mayo, el buen tiempo y el bombardeo publicitario de la 'operación bikini' : dietas, pastillas 'quemagrasa' y la promesa de perder peso con productos que son solo una ilusión. La industria farmacéutica persigue desde hace décadas un medicamento que permita adelgazar para convertirlo en un superventas. Sin mucho éxito hasta ahora. O se conseguían pérdidas mínimas o cuando se lograban, los efectos secundarios eran tan graves que lo mejor era volver a la fórmula clásica: comer poco y bien y hacer ejercicio.

Pero la suerte ha cambiado. Un medicamento experimental ha demostrado en miles de pacientes de Europa y Estados Unidos que se puede perder una media de 23,5 kg con una inyección semanal . La farmacéutica Eli Lilly , que ha desarrollado el tratamiento ( tirzepatide ), aún no ha sometido sus resultados a la revisión por pares con científicos que no han participado en el estudio. Tampoco ha superado todavía el escrutinio de ninguna agencia reguladora del medicamento. De momento, los únicos datos conocidos son los que ha comunicado la propia compañía tras finalizar una de las últimas etapas del ensayo clínico.

Y pese a ello, la comunidad médica parece entusiasmada. Confían en que el fármaco revolucione el tratamiento de la obesidad y convertirse en una alternativa a la cirugía metabólica o bariátrica.

«Los resultados son realmente espectaculares», asegura Esteban Jódar , jefe del departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. Él es uno de los investigadores que ha participado en el ensayo clínico internacional con la molécula de Lilly. «Los medicamentos habituales logran pérdidas de un 5 o un 10% del peso del paciente y con éste y otros medicamentos similares se supera el 22% », cuenta.

El entusiasmo llama más la atención en un endocrino que no se deja impresionar con facilidad. Desde 1995 participa como investigador clínico en el desarrollo de técnicas y fármacos para tratar la obesidad. «Creo que, por fin, se ha abierto un camino para ofrecer una ayuda farmacológica a personas con sobrepeso y obesidad». Con este y con otras combinaciones que llegarán en los próximos años. Aunque insiste: siempre serán una ayuda para adelgazar y cambiar los hábitos, no para comer sin control, advierte.

Más fruta y menos patatas fritas

La 'magia' del fármaco experimental y de otros similares de NovoNordisk, ya autorizados en Europa ( Saxenda y Ozempic ), es que reducen el apetito y aumentan la sensación de saciedad de quien se lo inyecta. Curiosamente, también cambia el gusto por ciertos alimentos, explica Jódar. «Durante los ensayos, una de las cosas que los pacientes nos contaban es que, además de tener menos apetito, les apetecían alimentos más saludables , con menos grasas y que les dejaran una sensación de frescura. Es decir, más frutas y ensaladas y menos patatas fritas y bollería. Estas virtudes son las que les convierten en la mejor compañía para empezar a cuidarse e intentar adelgazar».

Un apoyo para la dieta

En el ensayo clínico con tirzepatide participaron 2.539 voluntarios durante 18 meses , algunos de ellos españoles. Eran personas con obesidad, pero también se trató a pacientes con sobrepeso y con, al menos, dos problemas cardiovasculares añadidos, como apnea del sueño, hipertensión, colesterol elevado o diabetes tipo 2.

Se les dividió en cuatro grupos. Todos recibieron consejo dietético para reducir la ingesta en 500 calorías. Esta dieta la acompañaron de una inyección del medicamento una vez a la semana. Solo uno de los grupos recibió placebo, mientras los otros tres diferentes dosis del fármaco, de entre 5 a 15 miligramos.

Los que tomaron placebo solo perdieron un 2,4% de su peso , aproximadamente 2,5 kg, gracias a la dieta. La pérdida media de peso de los que recibieron el tratamiento fue de 23,5 kg. Quienes recibieron la dosis más alta del medicamento fueron también los que más adelgazaron durante el ensayo clínico. Algunos perdieron tanto peso que pasaron de ser obesos a entrar en un rango de normalidad. Los resultados son similares a los que se observan en operaciones de reducción de estómago y otras cirugías de obesidad.

Los efectos secundarios más vistos fueron problemas gastrointestinales, náuseas, que desaparecían a los pocos días y disminuían si se empieza con una dosis baja para aumentarla gradualmente.

Ayuda, no una cura

Es un tratamiento que ayuda, aunque no cura. La reducción de apetito y sensación de saciedad se mantiene mientras dura el tratamiento. Como la obesidad es una enfermedad crónica, la medicación se debería mantener de por vida, como sucede con los tratamientos del colesterol o la tensión arterial, por ejemplo.

Las agujas pueden disuadir a más de uno, aunque el fármaco se administra con una aguja «finísima» e indolora, asegura el jefe de Endocrinología de QuirónSalud. Probablemente, disuada más el precio que se prevé elevado.

Los nuevos tratamientos podrían convertirse en una alternativa para quien no desee pasar por el quirófano y reducirse el estómago. «Pero si lanzamos el mensaje que con un medicamento la obesidad está solucionada, fracasaremos. Debemos pensar en ellos como un apoyo para los pacientes para que cambien a un estilo de vida más saludable», recuerda Javier Escalada , director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica de Universidad de Navarra (CUN).

El doctor Escalada no ha participado en este último ensayo, pero sí en el de 'Saxenda' y está convencido de que este tipo de tratamientos suponen un «antes y un después» en el abordaje de la obesidad. «Fuera del abordaje dietético y de la cirugía, apenas teníamos opciones. Nunca había habido medicamentos eficaces».

Planta de producción de inyectables de Lilly

La investigación ahora parece haber dado con la tecla adecuada. El cambio se ha precipitado con una nueva familia de fármacos que actúan sobre unas hormonas llamadas incretinas . Tanto el de Lilly como el de NovoNordisk actúan sobre estas hormonas que se liberan al comer.

Uno de los efectos más importantes es que favorecen la secreción de insulina por el páncreas y disminuye los niveles de glucosa en sangre. Por esta razón se pensó primero en ellos como una opción para las personas con diabetes. El tratamiento permitió adelgazar a diabéticos, a los que tanto les cuesta adelgazar. El siguiente paso fue intentarlo con personas obesas y las buenas noticias continuaron. Lo mejor, es que no se observaron riesgos cardiovasculares como ocurrió con otros fármacos para adelgazar que fueron aparcados por sus efectos secundarios. «Al contrario, los resultados indican que el fármaco de Lilly controla la glucosa, posee un efecto beneficioso sobre la grasa en sangre y parece que mejora el hígado graso», detalla Escalada.

Sin financiación pública

El laboratorio NovoNordisk fue el primero en lanzar sus productos. La Agencia española del Medicamento lo autorizó primero para el tratamiento de la diabetes y algunos endocrinos lo han utilizado con sus pacientes con sobrepeso fuera de indicación. Ozempic (Semaglutide) también requiere una inyección semanal subcutánea ; Saxenda, a diario. Ambos necesitan receta y ninguno tiene financiación pública.

Al de Lilly aún le queda recorrido. La FDA, la Agencia del Medicamento de Estados Unidos, tiene que dar aún su luz verde. «Pero los resultados que ha obtenido son tan contundentes que nadie duda que la FDA tarde en autorizarlo», augura el endocrino de la CUN. Dice que los ensayos demuestran que la inyección de Lilly es más potente que su predecesor: «Le gana por goleada». Será el mejor apoyo para quienes les falta voluntad y los kilos se resisten. El problema no son las dietas sino su cumplimiento. Hay que engañar al estómago para saciarnos antes con menos comida y estos medicamentos son un buena fórmula para lograr el engaño.

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