Prohibir la venta de bebidas azucaradas en el trabajo adelgaza
Un estudio demuestra que se redujo la grasa abdominal en el 70% de los empleados analizados
La prohibición de la venta de bebidas azucaradas en el lugar de trabajo conlleva efectos positivos para la salud como una reducción de peso, menos colesterol y más resistencia a la insulina, según un estudio realizado durante 10 meses en Estados Unidos.
El estudio, publicado en la revista 'JAMA Internal Medicine', fue realizado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) a 202 participantes y concluye que la ausencia de bebidas endulzadas con azúcar en el trabajo redujo su consumo en un 48,5% y también la grasa abdominal en el 70% de los empleados analizados.
Después de 10 meses de estudio, los participantes que redujeron su consumo de bebidas azucaradas, como gaseosas, bebidas deportivas y tés endulzados, también tendieron a mostrar una mejora en la resistencia a la insulina y rebajaron el nivel de colesterol.
«Esto nos muestra que simplemente terminar con las ventas de bebidas azucaradas en el lugar de trabajo puede tener un efecto significativo en la mejora de la salud en menos de un año», apunta Elissa Epel, profesora de psiquiatría en la Universidad de California en San Francisco y autora principal del trabajo.
«Existe una vía bien conocida desde el refresco hasta la enfermedad . El alto consumo de azúcar conduce a la grasa abdominal y la resistencia a la insulina, que son factores de riesgo conocidos para diabetes, enfermedades cardíacas, cáncer e incluso demencia. Estudios recientes también han relacionado el consumo de azúcar con la mortalidad temprana», señala.
El estudio se realizó antes de que la Universidad de California en San Francisco dejara de vender bebidas azucaradas en todos sus campus e instalaciones médicas en 2015. Los participantes eran empleados de la institución universitaria y fueron evaluados 10 meses después de que se prohibiera la venta de esos productos.
Laura Schmidt, profesora en el Instituto Philip R. Lee para Estudios de Política de Salud, perteneciente a la Universidad de California en San Francisco, precisa que aquella medida «no era una prohibición sobre el consumo de bebidas azucaradas» porque « la gente podría traerlas de casa o comprarlas fuera del campus». El estudio demuestra que el entorno de trabajo puede mejorar la salud de los trabajadores porque el centro universitario «simplemente sacó bebidas azucaradas de máquinas expendedoras, salas de descanso y cafeterías, lo que mejoró la salud de los empleados».
Riesgo de enfermedades
El estudio incluyó a trabajadores que reconocieron ser consumidores frecuentes de bebidas endulzadas con azúcar (es decir, más de una lata de refresco al día) antes de la prohibición en la universidad. Al inicio de la investigación, los participantes bebieron una media de tres latas diarias y al final lo refujeron un 48,5%, es decir, más o menos una lata y media.
La mitad de los participantes del estudio fueron seleccionados al azar para recibir una breve intervención motivacional sobre el consumo de bebidas azucaradas, modelada en intervenciones estándar sobre el uso de alcohol en el lugar de trabajo. Ese grupo acabó bebiendo un 62,2% menos de productos endulzados con azúcar.
Casi e l 70% de los participantes redujeron el tamaño de su cintura (2,1 centímetros de media) y la mayoría también perdió peso, además de mostrar una disminución en la resistencia a la insulina.
«Era un grupo de personas que estaban en alto riesgo de aparición temprana de enfermedades metabólicas y probablemente también de cáncer. Estaban tomando al menos una bebida azucarada al día. Los participantes con sobrepeso u obesidad ya tenían niveles muy altos de resistencia a la insulina, en el rango pre-diabético, y los delgados también eran resistentes a la insulina. Independientemente de si tenían o no sobrepeso, la mayoría de los participantes en el estudio tendieron a perder grasa abdominal cuando se les ofreció una selección de bebidas más saludable en el trabajo», sentencia Epel.
Schmidt comenta que las empresas pueden ofrecer a sus empleados «aguas saborizadas, agua con gás, cafés y tés sin azúcar» en lugar de refrescos azucarados. «También pueden alentar a las personas a beber agua instalando atractivas estaciones dispensadoras de agua filtrada, como vemos cada vez más en los aeropuertos y otros lugares públicos», añade.
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