Mascotas

Procesionarias y otros bichos

Con la llegada de la primavera las procesionarias, garrapatas, pulgas, mosquitos y otros insectos comienzan a hacer la vida imposible a nuestras mascotas

ABC

CARMEN ANIORTE

Nuestro planeta ha avanzado en su elíptico viaje planetario. Ahora los rayos del sol no llegan tan oblicuos al hemisferio Norte. Tenemos más luz, más agua y la temperatura se ha incrementado . Estas son señales que actúan a manera de despertadores biológicos para multitud de ciclos vegetales y animales que comienzan ahora. Esta es la razón por la que algunos de estos ciclos interaccionan directamente con nuestras queridas mascotas.

Comenzamos por uno de los más conocidos y de los más temidos: la Procesionaria de los pinos. Somos muchos quienes la conocemos, la tememos y la intentamos evitar. Como decimos, ha sonado el despertador biológico y las crisálidas, enterradas en la tierra para soportar los rigores climáticos, han mutado a mariposas, éstas tras haber cumplido su ciclo, estos huevos eclosionan gracias al calor de la primavera a larvas, que se hacen fuertes en los algodonosos nidos, que a modo de fortines casi inexpugnables, construyen en los pinos, desde donde bajan a comer. Lo hacen en largas hileras o filas, de ahí su nombre , pués parecen ir en procesión.

Nuestro incauto perro se acerca, la huele, la toca y , lo que es peor, ¡la ingiere!. «El daño puede ser enorme», comenta el doctor Javier Álvarez de la Villa. ¿El motivo? Las orugas amenazadas han lanzado sus dardos cargados de veneno. En la piel, generalmente la facial, la inflamación es intensa acompañándose de eritema, prúrito, hinchazón que apenas deja abrir la fisura palpebral (del párpado o relacionado con él) y una gran incomodidad y dolor. Nuestro perro intenta quitarse «algo» de su hocico y cara con sus patas delanteras y lo único que consigue es empeorar la situación, al «autotraumatizarse» clavando más profundamente los pelos de la oruga. «Pero cuando nuestra querida mascota ha ingerido la oruga, o la ha chupado o solamente con el contacto en su mucosa oral, la patogenia se agrava. Aparece salivación profusa, abatimiento, inquietud, naúseas, vómitos, intentos desesperados de expulsar «algo» de la boca , comenta nuestro veterinario consultado.

Tristeza y apatía

Al llegar al domicilio, nada mejora y la situación se agrava. Tristeza, apatía y negación total a cualquier bebida o comida. Pasadas pocas horas, la glositis (inflamación lingual) y estomatitis suelen ser extraordinariamente intensas. La lengua puede duplicar como mínimo su tamaño, pero ahora viene la segunda parte y desgraciadamente, la peor. Existe un compromiso vascular, los tejidos musculares y cutáneos se quedan sin aporte sanguíneo, se desvitalizan rápidamente, se necrosan y como consecuencia, nuestra mascota puede perder un fragmento lingual. Terribles consecuencias de un inocente acto de juego, de exploración del entorno. Pero como ya dijimos en otros artículos anteriores,debemos hacer un esfuerzo máximo en evitar la conducta «aspiradora» de nuestros perros. Venenos, carroñas y, como ahora exponemos, orugas suponen una gran amenaza.

Son muchos los propietarios que al oír sobre estos «bichitos» consultan a su veterinario la manera más adecuada de actuación si se encuentran en esa situación. La premisa es lavar copiosamente, sin frotar, con chorro de agua fría la región facial y oral de nuestro perro y acudir sin demora, a su veterinario. Para el doctor Javier Álvarez de la Villa, «el tratamiento ha de ser instaurado por vía intravenosa, para conseguir una acción inmediata. Ha de evitar en lo posible, la inflamación oral, la inflamación lingual y la temida necrosis de estos tejidos tan importantes.

Los veterinarios utilizamos potentes antiinflmatorios y protectores de mucosa gástrica. En ocasiones, ante la sospecha de que la oruga pueda ser ingerida y encontrarse en el estómago, inducimos al «vómito» -y añade- «instauramos cuidados de apoyo cuando estos son necesarios, hidratación por vía sistémica, pués la mascota muchas veces no puede beber. En muchas ocasiones, conseguimos evitar la necrosis de la lengua. En otras ocasiones, por desgracia, el propietario no se ha dado cuenta a tiempo y la necrosis ha aparecido. Es preciso conseguir una adecuada cicatrización de los tejidos restantes y evitar que el proceso se extienda». Finalizado el tratamiento, muchos perros quedan perfectos, pero otros en los cuales, se han demorado los cuidados de urgencia , han perdido un fragmento lingual y ya tendrán consecuencias más o menos graves en el acto de ingestión,fundamentalmente de líquidos. Desde el Centro Veterinario Víctor de la Serna aconsejan que llevemos a nuestros perros atados, evitemos en lo posible los lugares con pinos en la primavera y fijémonos en la amenazante aparición de nidos de oruga. Soltemos a nuestras mascotas para que jueguen entre ellos y socialicen o para que jueguen con nosotros, pero tan pronto su actitud sea de búsqueda, husmeo y posible «aspiradora», extrememos nuestra atención y evitemos esta práctica.

Y además de las orugas...

Otros ciclos que nos interesan como propietarios de animales de compañía son los de garrapatas, pulgas y mosquitos. Todos ellos comparten algo en común : son hematófagos, es decir se alimentan de la sangre de nuestras mascotas.

Estos «pequeños vampiros» son molestos, originan un rechazo visceral con su presencia, y son, sin duda, peligrosos. Nadie quiere a estos artrópodos en sus cercanías, y menos en su querido gato o perro. Es posible que nuestro instinto nos diga de alguna manera que pueden generar grandes daños, y es cierto, pues son transmisores de importantes enfermedades, como la Leishmaniosis, la Erliquiosis, la Babesiosis, parasitosis por dipilidium, Filariosis etc. Pequeños artrópodos de una u otra familia,trepadores,saltadores, voladores que buscarán al mamífero como despensa de su jugo vital, la sangre.

Por desgracia, transmitirá la enfermedad al picar a animales enfermos, a veces pertenecientes a la fauna salvaje pasando luego , los agentes infecciosos, a mamíferos sanos. Otros de los efectos perniciosos de estos pequeños vectores consiste en el expoleo, es decir, el robo de sangre. En ocasiones , el sumatorio de decenas de garrapatas, pulgas o mosquitos puede originar anemia de cierta importancia.

Hay tratamiento; pero ante todo prevención. Collares antiparasitarios, comprimidos del mismo carácter, pipetas, vacunas serán perfectos aliados para tratar de encontrar solución. Lo dicho, acabamos de inaugurar la primavera... Salgamos al campo, disfrutemos del aire libre en compañía de nuestras mascotas pero, con conocimiento y responsabilidad, estaremos más seguros y protegidos.

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