Procesionaria: la plaga forestal más tóxica se expande por España
Un clima cada vez más suave y el fin de los pesticidas agresivos favorecen la conquista del lepidóptero en el territorio
Coronavirus en directo
A quien piense que un solitario paseo por el campo le mantendrá alejado de los peligros, quizá le disuada saber que tendrá una inesperada compañía. En los montes murcianos, por ejemplo, este año hay pinos con 30 o 40 nidos de oruga procesionaria , que pueden albergar una media de 200 de estos insectos cada uno. Es decir, al menos 6.000 orugas solo en un pino esperando al buen tiempo para bajar a tierra. Con un apetito voraz por las acículas (las hojas de los pinos), y cubiertas de una toxina que puede provocar fuertes picores y reacciones alérgicas , la procesionaria es hoy la mayor plaga forestal de España. Siempre ha existido en el país pero, según los expertos, está aumentando.
Las temperaturas suaves del invierno han reducido su mortalidad , ya que necesitan -10ºC para morir, y las de la primavera han favorecido no solo que comiencen a descender antes de tiempo, haciéndolo en febrero y no en marzo, sino también que estén expandiendo su territorio en altitud y latitud . Si antes su presencia por encima de los 1.400 metros era excepcional, ahora se ha llegado a localizar en Sierra Nevada a una cota de 2.000 metros.
«Si hay un calentamiento general, la procesionari a puede soportar una mayor altitud . Es un proceso que se está observando en multitud de insectos: si tenían un techo de altura para ocupar, ahora están llegando a otros mayores porque ha aumentado la temperatura ambiente y eso los favorece», explica Óscar Soriano, entomólogo del Museo de Ciencias Naturales. En concreto, la procesionaria se mueve en umbrales entre los 10 grados (por debajo de esta temperatura quedan inactivas) y los 30 grados, más allá de los cuales no sobreviven.
Menos resultados
A estas favorables condiciones climáticas se une la prohibición del insecticida DDT, con una pervivencia en el ambiente de hasta 45 años. «Justo ahora se está acabando el efecto que teníamos acumulado y muchas especies que durante todos estos años no han sido plaga, están volviendo a serlo . Tenemos también más chinches, más piojos… se están usando insecticidas menos agresivos con el medio ambiente y con pervivencias muy cortas, por lo que los resultados no son los del DDT», apunta Soriano.
Hoy los tratamientos varían según las comunidades. Las trampas con feromonas para atrapar en verano a las mariposas machos y acabar con el ciclo de reproducción son comunes, al igual que los tratamientos terrestres con cañón pulverizador . Pero son escasas las comunidades, como sí ocurre con Murcia o Cataluña, que mantienen los tratamientos aéreos , aunque limitados a zonas muy específicas y adaptados a las restricciones impuestas por la Unión Europea. «Esta técnica era mucho más efectiva, dado que la capacidad de cubrición era mucho mayor, pero con la prohibición de los tratamientos aéreos en la UE quedan restringidos a casos muy específicos, autorizaciones excepcionales y sobre productos fitosanitarios registrados para este tipo de aplicación», dicen los técnicos de Murcia.
Mientras, en otras regiones como Navarra, han descartado esta opción desde hace años. «Hoy por hoy no se hacen tratamientos aéreos a costa del Gobierno de Navarra y la plaga ha dejado de ser considerada de Utilidad Pública desde 2012, por lo que la responsabilidad legal de su control recae en los propietarios », explican los técnicos de la comunidad foral.
También cada vez más comunidades trabajan en parques y jardines con la endoterapia : se inyecta un producto en el tronco a través de un pequeño orificio. Pero esta técnica debe hacerse con mucho cuidado para evitar grandes heridas que provoquen posteriormente la muerte del pino.
Nuevo récord
De entre los insectos que se alimentan de las acículas, las hojas de los pinos, la procesionaria es la más dañina y la más común. Según el último inventario de daños forestales de España, los perjuicios provocados por este tipo de insectos marcaron en 2019 un nuevo récord respecto a la cifra de los últimos 15 años. Esta causa ya supone el 27% de los daños que sufren los árboles, solo por detrás de la sequía (49% de los daños). Juntas, la falta de lluvias y la procesionaria debilitan los pinares y abren la puerta a la entrada de otras plagas.
«Es un cúmulo que va a pasar factura, la vegetación está sufriendo mucho », explica María José Manzano, ingeniero técnico forestal, que también apunta a que es una plaga con una gran variabilidad de año a año.
De hecho, los datos provisionales de este 2020 apuntan a una mejora en Navarra; o a una cifras similares de infestación a las del año anterior en Galicia o Extremadura. Pero en Murcia, más de la mitad de la superficie afectada se encuentra en un nivel grave , con pinos situados en bordes de caminos o aislados -los que más luz reciben y por tanto los más apetecibles para la procesionaria- que pueden tener de 30 a 40 bolsones, creando una alarma social casi sin precedentes.
El problema con la procesionaria radica en, o el hombre actúa para prevenir la plaga, o una vez los árboles se debilitan «ya no se puede hacer nada», dice Manzano. También Soriano apunta a la necesidad de actuar: «Hace falta llevar un control», apunta. Porque hoy la temperatura ha dejado de ser un aliada para reducir las poblaciones de forma natural y, según explica Manzano, «cuando las poblaciones se disparan, los depredadores -como las aves insectívoras, los murciélagos o los lirones-, no surgen». Al final, este lepidóptero ha dejado de tener «factores limitantes» y sin intervención exterior, solo la falta de alimento podría reducir las poblaciones de procesionaria. Es decir, cuando los pinos están agotados.
Noticias relacionadas