La Princesa: «Gracias por trabajar para preservar la naturaleza»
Vive en una casa con energías limpias, viaja en coches híbridos y respeta el entorno
A sus catorce años, la Princesa de Asturias solo ha pronunciado tres discursos en público, pero en los dos primeros ya dejó ver que una de sus principales inquietudes es la protección del medio ambiente . «Gracias por trabajar para preservar la naturaleza», le dijo a las biólogas Joanne Chory y Sandra Myrna Díaz , tras entregarles en Oviedo el pasado 18 de octubre el premio que lleva su nombre.
Poco antes, cuando explicaba el amor que sus padres le habían inculcado a Asturias, dijo que los Reyes le habían hablado «de su cultura, historia y tradiciones. También de su naturaleza», agregó. Al día siguiente, tras recorrer bajo la lluvia una aldea de los Picos de Europa, Asiego, a la que entregó el premio al Pueblo Ejemplar, explicó que ese galardón había nacido « para defender valores muy importantes » y el primero que citó fue «el respeto y el conocimiento de la naturaleza y el medioambiente».
El aula ecológica
Dos semanas después, la Heredera de la Corona y su hermana, la Infanta Sofía , participaron en Barcelona en un taller sobre el cambio climático, en el que el equipo de la Princesa propuso la construcción de un aula ecológica alimentada por la energía eléctrica producida por bicicletas, y el de la Infanta planteó que las bolsas de malla de mandarinas incluyeran la imagen de un cormorán muerto con los plásticos dentro para concienciar sobre la reducción de estos residuos.
La Princesa Leonor no solo forma parte de esa generación que ha crecido en la escuela entre los valores del reciclaje y la lucha contra el cambio climático, sino que también en su casa le han inculcado una conciencia medioambiental . De hecho, La Zarzuela se alimenta de energía renovables y la mayor parte de los vehículos son híbridos o eléctricos.
A su padre, el Rey, le abrió los ojos de niño, a golpe de documental, el gran comunicador que fue Felix Rodríguez de la Fuente. Después, su curiosidad científica -enfocada en la astronomía, pero no solo- le llevó a interesarse por la Tierra, a la que define como « un planeta pequeño y frágil, perdido en la inmensidad del Cosmos, pero todavía capaz de albergar el milagro de la vida ». A medida que Don Felipe maduraba, fue absorbiendo conocimientos de la mano de científicos como David Attenborouh (Príncipe de Asturias, 2009), o como el biólogo Miguel Delibes , entre otros.
La Princesa está creciendo junto a unos padres convencidos no solo de que el cambio climático es real sino de que hay que actuar, y de manera urgente. En esa cruzada también combate su abuela paterna, la Reina Doña Sofía , volcada ahora en limpiar de plásticos los océanos.
La Heredera de la Corona sabe, porque sus padres se lo cuentan, que ambos han hecho oír su defensa del planeta en decenas de foros internacionales -muchos de Naciones Unidas-. Don Felipe lleva años advirtiendo: «No hablamos de profecías sino de previsiones que, por desgracia, el paso del tiempo está confirmando». «Que nadie se llame a engaño», dice el Rey. « Nadie está a salvo ni es ajeno », añade la Reina y agrega: «Somos lo que comemos, lo que bebemos y lo que respiramos». Y oyendo estos mensajes están creciendo la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.