Portugal vive una situación «moderadamente preocupante», pero rechaza confinar a la población

La región autónoma de Madeira va más lejos y exige certificado de vacunación y test de antígenos para entrar en supermercados, una medida que desata la polémica

Portugal no cree necesario alcanzar los nuevos niveles restrictivos de Austria Afp | Vídeo: Europa es el epicentro de la pandemia del coronavirus (ATLAS)

Francisco Chacón

Los portugueses acuden a los hospitales por causas respiratorias tres veces más que hace un año y la situación epidemiológica es «moderadamente preocupante» , pero el Gobierno socialista no cree necesario alcanzar los nuevos niveles restrictivos de Austria , por ejemplo.

El primer ministro, Antonio Costa, convocó una reunión urgente con los expertos de Infarmed y, después de toda la tarde intercambiando puntos de vista, las medidas anunciadas están lejos de un renovado estado de emergencia.

La palabra más recurrente fue «vacunación», en el sentido de que los refuerzos se consideran fundamentales para aspirar a un periodo mejor. Y es que se dio a conocer que las personas a las que se les ha inoculado la monodosis de Janssen requieren ahora la atención prioritaria. Nada extraño, si tenemos en cuenta que, pasadas las semanas, disminuye su eficacia del 67% al 35%.

De modo que vacunar y vacunar , toda vez que los ansiados antídotos de segunda generación (capaces de bloquear la transmisión del coronavirus) no llegarán hasta dentro de casi un año, como pronto.

Solo así se podrá frenar la quinta ola de esta infección que se recicla con las bajas temperaturas, mientras la incidencia se va incrementando debido a otras cepas en el panorama internacional. Tanto es así que los contagios se han duplicado a lo largo de los últimos 15 días, aunque las autoridades reconocen que el escenario es bastante menos grave que en la antesala de la Navidad anterior.

La tasa se sitúa ya en 203 en Portugal y, de mayo a octubre, se han sumado 200.000 infectados más, lo cual dispara todas las alarmas. Y aún será peor hasta febrero, de acuerdo con todas las predicciones sanitarias.

Mientras tanto, Madeira se hace fuerte y saca a colación que es una región autónoma (la única del país vecino, junto con las islas Azores). No está bajo el paraguas de los socialistas, sino que el archipiélago se distingue como el gran refugio de los conservadores.

Y el PSD, comandado por Miguel Albuquerque, ha dado una respuesta al incremento de casos de coronavirus al decretar medidas que no han tardado en desatar la polémica, pues han entrado en vigor este sábado 20 de noviembre. Para comenzar, la mascarilla vuelve a ser obligatoria , tanto en exteriores como en interiores. Único punto en común con el Portugal del continente.

Pero son las medidas que establecen una línea roja entre vacunados y no vacunados las que se llevan la palma y algunas de ellas han levantado incluso quejas acerca de su supuesta «inconstitucionalidad». Por ejemplo, se solicita certificado de vacunación o test de antígenos para acceder a iglesias, supermercados, transportes públicos, farmacias y clínicas.

En restaurantes, peluquerías, gimnasios, bares, discotecas, cines y todo tipo de espectáculos la exigencia será mayor: certificado y test, sucesivamente.

Madeira depende casi exclusivamente del turismo y eso explica que pasen a la acción con contundencia, ya que no se pueden permitir perder visitantes ni a la isla principal ni a la de Porto Santo.

De hecho, ya lo pasaron mal cuando el país ingresó en la ‘lista negra’ del Reino Unido, pues el repunte de casos de coronavirus llevó al Gobierno británico a imponer una cuarentena de 14 días a los ciudadanos que retornaban desde Funchal, Porto Moniz o Câmara de Lobos.

Era la consecuencia de una curva creciente que obligó al primer ministro, Antonio Costa, a añadir medidas para tratar de frenar la propagación de la enfermedad. Es decir, igual que ahora, solo que los índices de vacunación de Portugal (tan solo ligeramente inferiores a los de España) han mejorado el panorama.

Madeira siempre tiene cuidado con el número de gente que integra las reuniones públicas de más de 10 personas y los horarios de todo tipo de establecimientos comerciales comenzaron a ser operativos a partir de las 10.00 horas.

En cuanto al cierre, el gabinete socialista otorgó libertad a los municipios para elegir el momento adecuado entre las 20.00 y las 23.00, nunca más tarde. Quedó, sin embargo, completamente descartada la venta de alcohol a partir de las 20.00 horas, excepto en los restaurantes y locales que despachan comida. Por cierto, ese tipo de bebidas con gradación no podrán consumirse en la vía pública.

Unas prohibiciones que se fueron aligerando, pero que ahora vuelven a estar en el punto de mira. Otra circunstancia destacada tenía que ver con el hecho de que los servicios de restauración no podían admitir grupos superiores a cuatro personas, algo en lo que actualmente no se ha metido Albuquerque.

Tal vez desde que salieron a la luz todas estas dificultades la isla madeirense se convirtió en un paraíso para los llamados ‘nómadas digitales’, esos que se acogen al teletrabajo internacional para escapar de Londres o Mánchester y establecerse en los alrededores de Funchal, con mucha más calidad de vida y bajo el sol atlántico.

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