Portugal toma nuevas medidas, pero siguen sin ser obligatorias las mascarillas por la calle

Las reglas anunciadas por el primer ministro, Antonio Costa, entran en vigor el martes 15 de septiembre

Vista del interior del colegio María Amália Vaz de Carvalho, en Lisboa. Intervalos entre clases y recreos. Son los principales dolores de cabeza en los colegios de Portugal, que se preparan para abrir la próxima semana obsesionados con evitar aglomeraciones de los estudiantes, que deberán desarrollar precisión de relojero para salir por turnos de sus aulas EFE
Francisco Chacón

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Portugal acaba de ingresar de nuevo en la «lista negra» del Reino Unido, pues el repunte de casos de coronavirus ha llevado al Gobierno británico a imponer una cuarentena de 14 días a los ciudadanos que retornen desde las zonas turísticas del país del fado, especialmente desde el Algarve. Es la consecuencia de una curva creciente que hace saltar las alarmas y obliga al primer ministro, Antonio Costa, a tomar nuevas medidas para tratar de frenar la propagación de la enfermedad.

Será el martes 15 de septiembre cuando entren en vigor las normas recién aprobadas, aunque no se contempla en absoluto la exigencia de mascarilla en las calles ni en las playas.

Se prohíben, eso sí, las reuniones públicas de más de 10 personas (un máximo de cuatro si se realizan a unos 300 metros de una escuela) y los horarios de todo tipo de establecimientos comerciales comenzarán a ser operativos a partir de las 10.00 horas.

En cuanto al cierre, el Ejecutivo socialista otorga libertad a los municipios para elegir el momento adecuado entre las 20.00 y las 23.00, nunca más tarde. Queda, sin embargo, completamente descartada la venta de alcohol a partir de las 20.00 horas, excepto en los restaurantes y locales que despachan comida. Por cierto, ese tipo de bebidas con gradación no podrán consumirse en la vía pública.

Además, otra circunstancia destacada tiene que ver con el hecho de que los servicios de restauración no podrán admitir grupos superiores a cuatro personas.

Y las empresas de las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto deberán alternar las labores presenciales con el teletrabajo, para que los empleados no permanezcan expuestos al virus de forma constante.

También habrán de organizarse los turnos escalonadamente, de manera que ni todas las entradas ni todas las salidas se produzcan a la vez. Además, los acontecimientos deportivos, del género que sean, continuarán celebrándose a puerta cerrada y comenzarán las tareas de las denominadas «brigadas de distrito», integradas por enfermeros y personal de Protección Civil, con el fin de vigilar la situación en las residencias de personas mayores.

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