Portugal aprueba (por tercera vez) la ley de eutanasia
Después de dos vetos presidenciales, la expectación se dirige de nuevo hacia la decisión que adopte el presidente Marcelo Rebelo de Sousa
La eutanasia ya permite matar en España desde hoy
El sistema sanitario ha ejecutado al menos 50 eutanasias en seis meses
Por tercera vez, la ley de eutanasia acaparó todo el protagonismo en el Parlamento portugués, que dejó atrás los dos anteriores vetos presidenciales y aprobó la ley de eutanasia por 128 votos afirmativos contra 88 negativos. Falta saber si Marcelo Rebelo de Sousa intervendrá nuevamente y desbaratará la insistencia de los socialistas , que llegaban en esta ocasión al estrado de Sao Bento amparados en la mayoría absoluta conquistada en las elecciones generales del pasado 30 de enero.
La propuesta de Chega (similar a Vox) para celebrar un referéndum resultó tumbada , mientras que su postura opositora causó sorpresa al coincidir con la de los comunistas.
En realidad, fueron cuatro proyectos de regulación despenalizadora de la muerte médicamente asistida los que salieron adelante, aunque complementarios. Correspondían al Partido Socialista, Bloco de Esquerda, Partido Animalista e Iniciativa Liberal .
Pero, ¿por qué esta obcecación de los diputados que lidera el primer ministro, Antonio Costa? Pues porque la formación ya anunció que hacía de la eutanasia su estandarte parlamentario , algo que ha generado una fuerte polémica en el país vecino.
La primera vez que la Asamblea de la República dijo sí a esta normativa fue en noviembre de 2021, pero el presidente Rebelo de Sousa cumplió su palabra y la envió al Tribunal Constitucional .
En enero de este 2022, antes de los comicios legislativos, regresó el mismo y el jefe del Estado ejerció de nuevo su derecho de veto y el Constitucional mostró su parecer otra vez, no sin controversia.
El presidente jugó sus cartas y reenvió el diploma al Palacio de Ratton para que «fiscalizara» el contenido , sobre todo debido al contexto de la pandemia por coronavirus, con decenas de personas muriendo cada día. ¿Los motivos? No parecía el momento más adecuado para regular un tema de estas características y Marcelo Rebelo de Sousa tenía serias dudas acerca de la idoneidad del documento.
Por eso, prefirió que el Constitucional tomara una determinación, que llegó en unos términos que citaban la « inconstitucionalidad » de la legislación, en virtud de la «inviolabilidad de la vida humana».
Tardó casi un mes el Alto Tribunal en adoptar una decisión clave, que acabó desembocando en el 'stop' a la ley por parte del presidente, con lo cual el texto volvió a las comisiones parlamentarias por si los socialistas y el Bloco de Esquerda querían realizar las modificaciones pertinentes al dictado de la sentencia , con la vista puesta en un marco más 'light' para que el Poder Judicial no pusiera trabas al respecto.
En especial, se señalaron cuatro disposiciones que, habían de ser revisadas por los diputados si es que pretendían una hipotética reasignación y futura aprobación.
Y es que a Rebelo de Sousa le llamó la atención que se utilizaran « conceptos claramente indeterminados » en los requisitos para despenalizar la muerte médicamente asistida, una sospecha refrendada por el TC, que consideró «inconstitucionales» las cláusulas cuarta, quinta, séptima y vigesimoséptima.
La ley tumbada establecía la eutanasia para los supuestos de « sufrimiento intolerable , con lesiones definitivas de gravedad extrema, de acuerdo con el consenso científico, así como enfermedad incurable y fatal».
La polémica ha perseguido las tres veces el proceso de tramitación de la normativa. Incluso dentro de la propia izquierda saltaron chispas. Por ejemplo, los comunistas expresaron con rotundidad: «La muerte es inevitable, no un derecho fundamental. Si fuese un derecho, no sería lícito hacer depender la anticipación de la muerte de la decisión de terceros».
En cuanto al Bloco de Esquerda, encabezado por Catarina Martins (admiradora de Pablo Iglesias y defensora de los postulados de Unidas Podemos), manifestó: «Se trata de la libertad de la persona para decidir cómo va a pasar los últimos momentos de su vida. La vida es un derecho, pero no una obligación más allá del sufrimiento».
Ahora la expectación se dirige al presidente Rebelo de Sousa y a la Federación Portuguesa por la Vida , que puede retomar sus planes para recoger 60.000 firmas y entregarlas en la Asamblea de la República, con el fin de recuperar la idea de la convocatoria de un referéndum.
«Vida sí, muerte no»
Miles de personas se manifestaron a la entrada del Parlamento en enero contra la eutanasia, con pancartas en las que podían leerse mensajes como « Vida sí, muerte no ». Sin embargo, en esta ocasión, no se produjo ninguna concentración a las puertas.
«La muerte es un sufrimiento, mucho más para quien se queda que para quien parte. ¿Debemos nosotros, para evitar nuestro sufrimiento psicológico, imponer un sufrimiento físico a quien no quería padecerlo? Pienso claramente que no». Esa era la posición de los conservadores del PSD, con libertad de voto, pero que se decantaron en contra mayoritariamente en esta tercera tentativa.
«No es aceptable colocar la eutanasia cuando el Sistema Nacional de Salud está tan frágil», dijeron otros diputados de la misma bancada. Y los socialistas aseguraron: «Nadie decide morir porque sí ni a la ligera».
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