La Policía se vuelca en desactivar el mercado del fraude en torno al coronavirus
Incontables remedios milagro, bulos y estafas se eliminan y resucitan cada día en la Red por el coronavirus
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El dióxido de cloro es una sustancia tóxica que fue retirada del mercado por Sanidad en 2010, aunque charlatanes del remedio mágico y pseudoterapeutas siguen defendiendo que tiene propiedades para curar el cáncer sin que, por supuesto, haya ninguna evidencia científica. El cáncer, y ahora los efectos del coronavirus. «Amor a la Vida», un blog ya desactivado por la Policía, prometía que bastan unas gotas para alcanzar sanación en 24 horas y culpaba a las farmacéuticas de estar ocultándolo para así garantizarse ventas y clientes.
«Estamos detectando muchísimas estafas, muchísimas... toda la Unidad Central de Ciberdelincuencia, que está parcelada por especialidades, está volcada las 24 horas en el ciberpatrullaje para detectar dominios y webs engañosas, eliminarlos y tumbar el servidor para evitar que estén operativos. Y aún así, las hay que resucitan y vuelven a aparecer». Lo explica Beatriz Gómez Hermosilla, inspectora jefa del Grupo de Fraude Empresarial, que certifica que ninguna sobrevive «más allá de uno o dos días» antes de que la suspendan y que, efectivamente, la población «pica mucho» al tratar de adquirir los falsos milagros que se les ofrecen.
«Estas páginas han sido abiertas para aprovecharse de las circunstancias del confinamiento y el miedo a sufrir un contagio por coronavirus , más cuando saben que todo el mundo está pasando mucho tiempo al día en internet», lamenta, «es agotador porque los criminales no tienen fin».
Peligroso e ilegal
La actividad ilegal surgida en torno a la pandemia de Covid-19 es inmensa y en todas direcciones. Una, la de comercialización de productos prodigiosos, en su mayoría fabricados fuera y sin asomo de homologación. «Cremas, líquidos, sprays», enumera. Está el dióxido de cloro ya mencionado, «aceites esenciales, la plata coloidal...», con «cierta reputación como antiséptico», pero sin estudios que demuestren que sirve para curar enfermedades. Alerta la Policía de que estas sustancias entrañan riesgos, pero también de que en ocasiones ni siquiera se pueden comprar: «cuando se introducen los datos bancarios, que es lo que quieren, vemos que el método de pago no funciona, de modo que nos despreocupamos. El fraude viene después, cuando nos llegan cargos a la tarjeta pasadas semanas o meses», narra la inspectora.
Entre los artículos que más han llamado la atención se cuentan los falsos test de coronavirus Covid-19 , «similares a los de la prueba de la glucosa, que requieren pincharse en un dedo y esperar una supuesta reacción química», que en este caso tampoco tiene validez alguna. Pero lo que se está «controlando con lupa» es la compraventa online de mascarillas que no cumplen las condiciones y guantes, sin esterilizar, –fuentes en sí mismos de contagios– que se fabrican clandestinamente poco menos que en sótanos. «Todos los días encontramos alguno», revela la inspectora.
Peligrosa, aunque sin dinero de por medio, está siendo también la difusión de bulos sobre remedios caseros para esquivar el coronavirus : gárgaras con sal y vinagre, comer ajo, beber agua cada quince minutos, no tomar refrescos... En países como Turquía, no en España, se ha recomendado la ingesta de alcohol de 96 grados, y ya se han registrado muertes. Contra estos contenidos, la policía hace un trabajo de eliminación y de advertencia y didáctico, pidiendo de forma incansable que únicamente se atienda a los consejos de Sanidad.
Cuestión de dominio
Más grave, sobre todo para el bolsillo, están siendo de los mails de suplantación de identidad («phishing»), que utilizan la imagen de agencias de seguros, de bancos o, últimamente, de la multinacional logística estadounidense Amazon como señuelo para obtener información personal. En estos inciertos tiempos de coronavirus, quienes impulsan este fraude vienen a dirigirse a sus potenciales víctimas «diciéndoles que están cambiando los protocolos de seguridad, por ejemplo, y una vez que se pulsa el botón de aceptación, ya capturan los datos. Lo que aconsejamos es no fijarse solo en el logo, sino en quién les envía el correo electrónico, en el dominio, que la marca que aparece tras el signo de @ es la que debe ser», enfatiza Beatriz Gómez Hermosilla . Las grandes empresas suplantadas, avisadas por la Policía, «están actuando para redireccionar hacia sí mismas las credenciales que metemos en esas web maliciosas, así al menos acaban en un lugar seguro».
La labor para poner fin a estas prácticas y las ofertas engañosas está siendo tan intensa que no hay mucho margen para investigar quién está detrás, empezando porque la mayoría de las web son de muy reciente creación y están alojadas en servidores en el extranjero, países fuera de la UE, lo que complica enormemente la posibilidad de indagar. De momento, pero todo se verá.