Coronavirus

Pocos recursos, muchos ancianos y un virus que avanza por la España vaciada

El coronavirus pone a prueba las carencias de las zonas más despobladas, especialmente en materia sanitaria y de telecomunicaciones

Coronavirus en directo: últimas noticias y novedades de la crisis del Covid-19

Un anciano en la puerta de su casa en un pueblo de la comarca de Tierras Altas (Soria) E.D.S.

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Hay vida más allá de la M-30 . El epicentro del coronavirus es Madrid y, en un ejercicio de irresponsabilidad -para algunos- o de supervivencia -dirán otros-, miles de personas salieron desde la capital hacia las provincias antes de que se decretara el confinamiento. Buscaban un búnker en las zonas despobladas para regatear al virus y este «éxodo» no ayuda a la contención del Covid-19 e incluso es previsible que alimente los casos en en provincias donde la pandemia no había tenido una gran incidencia. Muchos de estos refugios para la gente de ciudad, o de regreso para la diáspora universitaria y trabajadora, son la España vaciada, donde ya temen que el impacto sea similar o mayor al de las grandes ciudades. Se verá en las próximas semanas.

El cóctel entre falta de servicios sanitarios y una población envejecida no invita al optimismo en tierras despobladas. Y que los autobuses partieran llenos el pasado viernes desde las estaciones de la capital o que muchos hayan vuelto al pueblo a pasar la cuarentena tampoco mejora el asunto. El país está confinado , pero la expansión del Covid-19, sembrada antes del toque de queda, va a sacar a la luz los problemas de la España despoblada. Especialmente en temas tan sensibles como la falta de telecomunicaciones o los recursos médicos.

Soria ¡Ya!, en los días previos al confinamiento, levantó una campaña en la que apeló a la responsabilidad de sus «hijos pródigos». El objetivo era que no regresaran desde Madrid, donde miles de sorianos estudian o trabajan, para no propagar el virus en una provincia que sólo tiene un hospital con apenas 10 camas en la UCI. «No hay medios», lamenta Vanessa García, portavoz de la Soria ¡Ya!, quien espera que los recursos sanitarios «no se vean desbordados» en esta crisis. El pasado viernes, allí sólo había un contagiado.

Ya hay muertos

En Soria, una provincia de 88.636 habitantes, la población es una de las más envejecidas de España. Según el INE, el 25,52% de los empadronados en Soria tiene más de 65 años frente al 17,86% de Madrid, el 21,09 de Zaragoza o el 19,19 de Barcelona. Estos datos preocupan, especialmente cuando el colectivo más vulnerable ante el Covid-19 son los ancianos.

Los recuentos oficiales de ayer mismo hablan de dos fallecidos por esta causa y otros 17 infectados en la provincia. No obstante, nueve ancianos murieron este fin de semana en una misma residencia de ancianos de la capital soriana. No pudo confirmarse que, como parece previsible, fueran golpeados por el coronavirus, ya que no fueron sometidos al test . Sin embargo, según la Cadena Ser, sí que presentaron síntomas compatibles con el virus. Fuentes oficiales de la Junta de Castilla y León no pudieron avalar a ABC este extremo.

Por su parte, el gerente de Atención Primaria de Soria, Enrique Delgado, aporta tranquilidad. «Estamos absolutamente preparados» , subraya Delgado, quien asegura que el complejo asistencial va a responder «sin problemas» ante un hipotético aumento de los infectados. «Nuestro plan de contingencia contempla abrir una segunda UCI en el área de reanimación e incluso una tercera si fuera necesaria».

El teletrabajo, utópico

El problema sanitario también se puede reproducir en Teruel, donde los mayores de 65 años son el 24,23% y en sus hospitales no tienen muchas más camas UCI que en Soria. El foco del virus, no obstante, lo tienen algo más lejos. Como explica Teruel Existe, su población flotante se dirige hacia territorios como Valencia o Zaragoza, de momento menos afectados que Madrid por el Covid-19.

Sin embargo, preocupa también otro aspecto fundamental ahora que está decretado el confinamiento y hay que seguir atendiendo a las obligaciones laborales y escolares. Lo reseña Ángel Paniagua , investigador del CSIC experto en Grupo Geografía Rural (GGR), quien lamenta que, en esta crisis, el Gobierno tampoco se esté acordando de las «zonas sombra de España», allá donde la cobertura móvil y una buena conexión a internet son un lujo.

Teruel Existe denuncia que el 40 por ciento de la población de la provincia aragonesa vive en «zonas blancas NGA» , es decir, aquellas que el Ministerio de Transformación Digital define como las que disponen de «cobertura de redes de banda ancha de nueva generación, ni previsiones para su dotación por algún operador en el plazo de tres años en base a planes de inversión creíbles».

«Una comarca que se quede aislada tecnológicamente es una comarca muerta a corto o medio plazo», lamenta José Ignacio Ardid, portavoz del grupo de trabajo de Telecomunicaciones del movimiento ciudadano Teruel Existe. Ardid conoce bien que que, en muchas zonas de su provincia, especialmente los pequeños núcleos de población, es imposible teletrabajar o seguir una clase online por el deficiente sistema de internet. «En pueblos de más de 500 habitantes es imprescindible la fibra óptica, hablo de pueblos que tienen un pequeño polígono y que pueden ser capaces de retener población», propone Adrid, que así se lo transmitió en una reunión reciente, y previa a la crisis del Covid-19, al al secretario de Estado de Telecomunicaciones, Roberto Sánchez.

«Los chavales que son de pueblos y estudian fuera, si ahora no tienen buena comunicación, no van a poder seguir las clases en streaming. Sí no tienes una banda ancha en condiciones en el pueblo, vas a estar 15 días sin ver las clases», denuncia Ardid, al hilo de las repercusiones en el mundo rural de esta crisis sanitaria. «Se van a perder muchas oportunidades si no se pone remedio a esto», reitera.

Con los problemas de la España vaciada y el mundo rural sobre la mesa de los políticos, el coronavirus ha alterado la hoja de ruta. Sin embargo, los carencias en las provincias tradicionalmente olvidadas siguen ahí y allí tendrán que luchar contra el Covid-19 con las armas que ahora mismo tienen a mano. El coronavirus no entiende de diferencias entre regiones ni de agravios comparativos.

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