El pirómano de última generación que siembra la alarma en Portugal
Detenido un ingeniero que provocaba incendios en la zona de Castelo Branco con dispositivos electrónicos que dejaba programados mientras se iba de vacaciones
Un ingeniero portugués de 38 años ha sido detenido y se encuentra ya en prisión preventiva en Castelo Branco después de que se detectara que no era un pirómano más . Lo suyo es provocar incendios utilizando tecnología de última generación , según apuntan todos los indicios.
El individuo acudía al lugar elegido y programaba la explosión de las llamas de tal manera que se retardaba horas o días , con lo cual él podía encontrarse a decenas de kilómetros de distancia o incluso disfrutando de unos días de vacaciones en la playa. Hasta con 11 días de antelación ‘trabajaba’ el insólito agresor, que conoce muy bien ese dominio a causa de su profesión.
Así era el ‘modus operandi’ de este hombre sin escrúpulos, presuntamente culpable de, al menos, cuatro fuegos el pasado fin de semana en el área de Proença-a-Nova .
Además, la policía de Castelo Branco, atónita frente a semejante grado de sofisticación para evitar verse implicado en esta actividad delictiva, le atribuye otros 16 crímenes similares correspondientes al año pasado. Todos ellos en los alrededores y sin que se conozca de momento si sus acciones obedecían a una iniciativa propia o se inscriben en las intervenciones de un grupo a mayor escala.
Al final, los agentes lo localizaron y ahora le toca declarar ante el juez y dar todo tipo de explicaciones por un comportamiento que comenzó a poner en práctica en 2019.
¿Le fascina el fuego? ¿Opera compinchado con otros? ¿Cuál es su verdadero objetivo? Las preguntas se suceden sin respuesta sobre la mesa de los investigadores locales, que le han aprehendido 16 aparatos electrónicos con capacidad para ser utilizados con tales fines.
Los oficiales de policía llevaban dos años siguiendo sus movimientos , dado que había levantado reiteradas sospechas. Mucho más cuando solía elegir días de gran actividad social en los alrededores, dando por sentado que los efectivos de los cuerpos de seguridad tendrían otras tareas que desarrollar y no se podrían concentrar en su caso.
Se trataba de fiestas y carreras populares, que atraían a un elevado número de personas y, por tanto, él consideraba que podía desplegar sus artimañas.
Es la pesadilla de los incendios , que vuelve aPortugal y no descansa ni en plena pandemia. Tanto es así que se acaban de cumplir cuatro años del gigantesco fuego que afectó a la localidad de Pedrógao Grande, donde fallecieron nada menos que 66 personas en pocas horas.
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