Personas con anorexia y bulimia, atrapadas por un doble confinamiento
Algunas han dejado de recibir tratamiento y sufren más incertidumbre, lo que ha provocado que se agudicen los síntomas del trastorno de la conducta alimentaria
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La hija de Fernando tiene 21 años y lleva desde los 17 conviviendo con la anorexia, una enfermedad cuyos síntomas han empeorado a causa del confinamiento por el coronavirus . «Lejos de ir a mejor, todo lo que podía haber evolucionado se ha parado» y teme que si la situación se prolonga mucho más pueda «ser crítico» para su hija, explica en una conversación con ABC. Sara Bujalance, directora general y psicóloga de la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), señala que en la mayoría de personas que sufren Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) «se han agudizado los síntomas» , por lo que la irritabilidad, la ansiedad y la depresión en este tipo de pacientes ha aumentado.
«Uno de los síntomas es el aislamiento social y suele ser el que primero aparece. El confinamiento es la pescadilla que se muerde la cola porque provoca que la persona se quede más secuestrada por esa angustia y hace un efecto bola de nieve», indica Bujalance. Además, la interrupción de muchos tratamientos y terapias empeora la situación de los pacientes. El no poder salir de casa ni llevar una vida social «normal» es una de las situaciones que está haciendo mella en la salud de la hija de Fernando, que relata que «sus amigas eran un gran apoyo. Para aparentar normalidad, comía algo cuando se reunía con ellas». Sin embargo, en casa ocurre «todo lo contrario», lo que desespera a su padre.
Ese tormento de muchos familiares de pacientes con TCA es el que está provocando que asociaciones como la de Bujalance estén recibiendo una cantidad de llamadas muy superior a la normal. «El confinamiento está provocando también que familias descubran que hay una persona con el trastorno en casa y llaman porque no saben qué hacer». Pepi Aymat, presidenta de Asociación Para La Defensa De La Atención A La Anorexia Nerviosa (Adaner) de Madrid y madre de un joven que sufrió anorexia, coincide con la psicóloga: «No hay forma de ocultar una enfermedad así cuando todo el mundo está en casa. Muchas familias se dan cuenta ahora de lo que está pasando y cuando todo esto pase los psicólogos van a traer cola para los afectados y también para los padres».
Por otra parte, la madre de una afectada que prefiere quedar en el anonimato señala que su miedo es lo que ocurrirá después del confinamiento. Su hija tiene 16 años y lleva dos con la enfermedad. «Ella se ve feliz con una talla 34 , pero en el confinamiento, al no hacer ejercicio, es posible que vaya a comprarse un pantalón y que vea que no le está . Temo que vuelva a restringir comida y que haya un retroceso y tengamos que partir de cero», detalla.
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