«El peor escenario es que el volcán arroje lava a dos vertientes»

Carmen Romero, responsable del plan de actuación ante el riesgo volcánico de Canarias asegura que desde el minuto uno sabían que la erupción sería «terrible»

Vídeo: Los expertos aseguran que hay volcán para mucho rato - ATLAS

Laura Bautista

Al ver la columna de ceniza y humo del volcán de La Palma el pasado 19 de septiembre, la asesora del Pevolca y responsable del Plan Insular de Actuación ante el Riesgo Volcánico, Carmen Romero , ya se lamentaba: «Qué mal sitio». Y es que desde el minuto uno, a menos de un kilómetro del punto en el que comenzó todo « supimos que iba a ser un volcán terrible». Esta doctora en Geografía, investigadora y experta en erupciones históricas de Canarias sabía al igual que su equipo que este volcán sería muy duro con La Palma . «Éramos conscientes de dónde estábamos y lo poblada que estaba la zona, del daño que iba a producir», una destrucción que ya se vislumbraba en la peor de las pesadillas.

Este volcán está siendo «muy duro y muy largo», y genera un dolor «a cámara lenta», asegura Romero a ABC. «La incertidumbre no solo es para los que pierden su casa, su entorno, sino también la factura de la evacuación», señala la geógrafa, al pensar en todas esos palmeros que han cerrado la puerta de sus casas sin saber si habrá sitio al que volver.

«En los últimos 60 años se ha ocupado mucho territorio, y por ellos somos más vulnerables y estamos más expuestos»

Carmen Romero ABC

Los científicos llevan más de tres semanas tratando de adelantarse a las coladas para evitar el mayor daño posible, poner a las personas en un lugar seguro, pero el parámetro clave para estos programas de simulación de los caminos que tomará la lava es la orografía y «en una erupción cambia constantemente», apunta Romero, quien recuerda que estas simulaciones se hacen sobre una topografía que «nada más empezar la erupción cambia» . «Y hay que reajustar y recalibrar continuamente sobre los cambios del terreno, para evaluar el camino a los flujos de lava» porque esta lengua ya, en sí misma, modifica el propio terreno por el que discurre», señala.

La emergencia volcánica es «una de las más difíciles de gestionar» y este terrible escenario «ni siquiera es el peor». La posibilidad de que las cosas se pongan aun más negras para La Palma existe, aunque no parece que vaya a darse, para respiro de los palmeros. «El peor escenario sería el de 1949, con un volcán que arroje coladas a dos vertientes» pero, según los indicadores, no parece que se vaya a dar. «Que no se dé ahora no significa que no pueda darse en un futuro, en una erupción lejana en el tiempo» por lo que en los planes ya se contempla qué hacer en el caso de que el desastre se adueñe del territorio «y deje aislada a parte de la isla».

Un plan de emergencia plantea desde la organización hasta la estructura y los equipos que intervienen en ella: los voluntarios, las evacuaciones de la población, qué hacer con el ganado, con las mascotas… hasta otras situaciones como los equipos sanitarios para una gestión emocional. «Está siendo muy duro», no solo para los afectados directamente por este gran gigante que brota desde Cumbre Vieja, sino también para los equipos que trabajan en la emergencia y quienes la estudian desde la ciencia. «La carga emocional es dura, este no es un volcán que veamos de lejos como un espectáculo, lo tenemos en casa», recuerda.

«Solo queda esperar a que pare ya, pero ninguno de los indicadores apunta a que esta pesadilla vaya a llegar a su fin»

Ahora mismo solo queda esperar «a que pare ya, pero parece que no, ninguno de los indicadores apunta a que esta pesadilla vaya a llegar a su fin». La colada noroeste, que está causando estragos en la población «dependerá de la topografía, la cantidad de magma y la consistencia que vaya tomando», y aunque «tiende a ir hacia el mar, en su camino acabará con todo».

La destrucción, «depende de lo que dure y la cantidad de magma, la orografía, la consistencia de las coladas» un sinfín de parámetros que la convierten en un fenómeno muy complejo. El volcán de Cumbre Vieja ya desde el principio «fue muy rápido , en apenas una hora ya había cubierto la carretera por la que habíamos accedido» a la zona, recuerda. Las primeras horas fueron «muy estresantes, sobre todo a nivel personal, es muy duro», indica Romero.

REUTERS

En el primer momento, con la primera columna de humo y ceniza «al menos ya puedes establecer el punto de emisión, es una liberación porque al menos sabes por donde está», pero claro, eso dura poco. «Luego te inunda la preocupación». Enseguida «se puso todo el mundo en marcha, a partir de ese momento en tres días dormimos apenas cinco horas».

El Plan de Emergencias Volcánicas viene determinado por el propio volcán , es «un documento vivo» porque aunque se puede prever algunos parámetros una vez se empiezan a observar indicadores de erupción y de que algo «se está activando» pero más allá de eso «es muy difícil saber el escenario». En La Palma «se esta haciendo bien» y esta es la primera vez que se enfrenta a un reto como este.

Se puede conocer la historia volcánica del territorio y de ahí sacar un posible comportamiento de los volcanes en esa región, pero la gestión de este volcán en concreto «es muy difícil». Sigue parámetros habituales «poco explosivo, de tipo fisural, mucha más lava que piroclastos», pero hay un problema que no se puede resolver, la gente. Es «nuestra gente», lamenta.

En Canarias en los últimos 60 años se ha ocupado mucho territorio, y por ellos «somos más vulnerables y estamos más expuestos» a este peligro. No es que los volcanes hayan cambiado demasiado en su historia en Canarias, es que el riesgo se ha acercado a la gente y viceversa.

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