Pekín se mudará a Xiongan

Para descongestionar la capital china, se construirá a 100 kilómetros una ciudad que será tres veces Nueva York y a la que se llevarán cinco millones de personas

PABLO M. DÍEZ

Con 22 millones de habitantes, su tráfico colapsado y cubierta por una nube de contaminación la mayoría de los días, Pekín es una de las ciudades más «invivibles» del mundo. Para paliar los problemas que genera esta superpoblación, como una burbuja inmobiliaria por las nubes o una grave falta de infraestructuras y hasta de agua, el autoritario régimen chino se ha propuesto descongestionarla.

Según informa la Prensa oficial, el primer paso consistirá en construir una nueva ciudad, que se ubicará a 100 kilómetros al suroeste, en la vecina provincia de Hebei. Enclavada entre los humedales de Xiongxian y Anxin, donde hay 140 lagos, allí se levantará una zona económica especial de 100 kilómetros cuadrados que dará facilidades para atraer la inversión de empresas tecnológicas y de innovación, así como universidades y centros de investigación. Si su urbanización sale según lo previsto y capta todos los servicios necesarios, esta zona de Xiongan se expandirá hasta los 2.000 kilómetros cuadrados, casi tres veces el tamaño de Nueva York.

«Será una estrategia crucial para este milenio y un ejemplo de desarrollo sostenible y calidad de vida», proclama la propaganda del régimen. A tenor de los cálculos que baraja la consultora Morgan Stanley, que prevé una inversión de 270.000 millones de euros durante los próximos 15 años, hasta Xiongan podrían trasladarse unos 5 millones de habitantes de Pekín.

Pero, como todo es a lo grande en China, la nueva megalópolis nace en medio de unos retos también gigantescos. Justo un día después de que las autoridades anunciaran a bombo y platillo esta nueva zona económica especial a principios de mes, miles de pequineses peregrinaron en masa hasta los condados señalados. Ansiosos por adquirir pisos y terrenos súbitamente revalorizados por el nuevo proyecto, los compradores inundaron las autopistas, llenaron los hoteles y, en pocas horas, duplicaron los precios. La burbuja se infló tanto que la Policía tuvo que cerrar las agencias inmobiliarias para impedir las ventas. Alarmado, el Gobierno local llamó a sus funcionarios en domingo para que salieran a las calles con altavoces y carteles recordando que la especulación es un delito. Desde entonces, la propaganda del régimen lleva previniendo contra los especuladores para que no arruinen el proyecto de Xiongan antes incluso de nacer.

Apadrinada por el presidente de China, Xi Jinping, esta nueva ciudad ya se compara con Pudong, el distrito financiero de Shanghái plagado de rascacielos que eran campos de arroz en los años 90, o Shenzhen, la megalópolis tecnológica fronteriza con Hong Kong que era un humilde pueblo pesquero en los 80. En el extremo opuesto también hay faraónicas construcciones de «ciudades fantasma», como Ordos en Mongolia Interior. Todo indica que Xiongan tendrá más éxito. En el futuro, la capital china será una metrópolis con más de 100 millones de personas que ocupará casi la mitad de España.

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