El pasaporte de vacunación supera el primer trámite parlamentario en Francia tras días de intenso debate

El texto debe ahora recibir el visto bueno de Senado, controlado por la derecha, la próxima semana

El primer ministro francés, Jean Castex, conversa con el ministro de Sanidad, Oliver Veran, en la Asamblea AFP

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Emmanuel Macron está consiguiendo imponer la nueva variante de su pasaporte de vacunación contra el Covid , para imponer las restricciones anunciadas y no siempre cumplidas, desde hace semanas y meses, como consecuencia de la resistencia del movimiento antivacunas y una delincuencia de nuevo cuño.

El mes de julio del 2021, Macron anunció por vez primera la necesaria presentación de un certificado de vacunación, para frecuentar bares, restaurantes, cines, teatros, salas de conciertos .

La medida entró en vigor con cierto retraso, el otoño pasado. Pero fue víctima de resistencias de muy diversa naturaleza. Bares y restaurantes no siempre cumplían la exigencia del certificado de vacunación. Y apareció una delincuencia de nuevo cuño: comenzaron a circular falsos certificados de vacunación, vendidos por médicos poco escrupulosos, a un precio que puede llegar de ser de varios centenares de euros.

El ministerio del Interior alertó rápidamente de la gravedad de la nueva delincuencia sanitaria. En los últimos tres meses, la policía ha detectado más de 120.000 certificados de vacunación falsos , y se han abierto más de 400 investigaciones, para intentar desmantelar esos tráficos.

Ante la agravación de la nueva ola del virus, el gobierno de Emmanuel Macron anunció, en vísperas de las pasadas Navidades, medidas restrictivas más firmes: el certificado de vacunación se transformaría a primeros de enero en pasaporte de vacunación, indispensable para poder entrar en bares, restaurantes, cines, teatros, salas de espectáculos, etcétera. Para poder aplicar con rigor policial las restricciones incumplidas, desde hace meses, el presidente francés anunció un debate parlamentario, en la Asamblea Nacional y el Senado, las dos cámaras del Parlamento.

Ante el incumplimiento de las restricciones anunciadas en julio, ante la aparición de certificados falsos, utilizados masivamente, el gobierno deseó imponer el control de la identidad de los usuarios de certificados, tests, análisis. Control del que podrían ser responsables los propietarios o gestores de bares y restaurantes, si no se recurría a la policía.

Cuando ese punto comenzó a discutirse en la Asamblea Nacional, a última hora de la noche del día 3, se conocieron las declaraciones del presidente Macron afirmando que estaba dispuesto a « joder la vida de los antivacunas », para proteger la sanidad nacional.

La tormenta política duró un par de días cortos. Y la Asamblea Nacional terminó aprobando en primera lectura, la madrugada del jueves, el nuevo pasaporte de vacunación, más estricto. 214 diputados (macronistas, conservadores y socialistas) votaron a favor, 93 diputados (izquierdistas, extremistas y conservadores disidentes) votaron contra, 27 diputados se abstuvieron.

Aprobado en primera lectura, el proyecto puede ser matizado en el Senado, la semana que viene, para entrar en vigor a finales de mes si todo va bien. El nuevo pasaporte de vacunación es mucho más estricto que los primeros certificados y, según el ministro de Sanidad, Olivier Véran, «es una forma encubierta de la obligación de vacunarse, complicando mucho la vida de quienes no se hayan vacunado y no lo tengan».

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