En París se juega el destino del planeta

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente francés, François Hollande, han abierto la COP21, lanzando sendas advertencias solemnes sobre la dimensión planetaria de la Cumbre

Juan Pedro Quiñonero

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon , y el presidente francés, François Hollande , han abierto a media mañana de este lunes la COP21, lanzando sendas advertencias solemnes sobre la dimensión planetaria de la Cumbre.

Ban Ki-moon comenzó pidiendo un minuto de silencio en recuerdo y homenaje a las víctimas de los atentados terroristas del pasado día 13, en París . El presidente Hollande, por su parte, comenzó dramatizando voluntariamente el alcance «histórico» de la COP21: «Jamás una reunión internacional había reunido en una sola tribuna a tantos Estados para trabajar juntos en un desafío tan grave que afecta al destino de nuestro planeta».

Hollande insistió en una evolución planetaria que consideró grave y alarmante: «2015 ha sido el año de todos los récords. Récords de aumento de temperaturas, récords de polución de los océanos y récords de conflictos y daños climáticos. Las víctimas se cuentan por millones». A juicio del presidente francés, tres condiciones permitirá «medir» o evaluar el triunfo o el fracaso de la COP21:

Primera condición. «Debemos alcanzar el compromiso creíble que respete un máximo del 2 % de calentamiento climático, incluso «debemos aspirar» al 1,5 %. Al mismo tiempo, será necesario negociar un mecanismo de revisión de nuestros proyectos, cada cinco años».

Segunda condición. «Debemos dar una respuesta solidaria en nombre de la justicia ecológica. Los países ricos son los más contaminantes. Deben, debemos ayudar a los países más pobres».

Tercera condición: «El acuerdo debe ser universal, diferenciado y vinculante. Los países más desarrollados deben asumir su responsabilidad histórica. Los países emergentes deben acelerar su transición energética, pero debe ser ayudados, acompañados. De ahí la necesidad de encontrar ayudas para financiar el desarrollo sostenibl»”.

Hollande terminó el discurso de apertura de la Conferencia insistiendo en su dimensión planetaria: «En París se decidirá el futuro del planeta. Debemos sentar los cimientos de una profunda mutación mundial. Se trata obligación moral y de una oportunidad mundial».

Tras la declaración solemne, comienza la recta final de un dilatado proceso negociador que debiera culminar durante los próximos diez días. La retórica grandilocuente que ha precedido a los trabajos finales de la COP21 no siempre consigue ocultar los grandes desafíos pendientes. Los dos primeros países/ estados contaminadores, China y EE. UU. siguen teniendo reservas de fondo y forma y fondo sobre el carácter vinculante que pudiera tener la declaración final.

La Unión Europea (UE) «presume» desde hace tiempo de ser un «buen alumno» de la gran transición ecológica mundial. Sin embargo, la misma Unión continúa siendo el tercer contaminante mundial.

Atención puesta en India

Cuarto contaminante mundial, India, un estado-continente, que desea preservar su derecho nacional- continental a un ritmo propio, cuya dimensión contaminante está sujeta a incontables apreciaciones nacionales y regionales.

Los países pobres, calificados piadosamente de países del sur, están formalmente dispuestos a aceptar todo tipo de compromisos, más o menos vinculantes, lanzando una pregunta de fondo: ¿Están los países ricos (los países del Norte, en la terminología políticamente correcta) dispuestos a pagar o financiar la transición energética?

Inaugurada la Conferencia y lanzados los primeros trabajos, el presidente Hollande reunirá a Barack Obama, Vladimir Putin, Xi Jinping, Angela Merkel para celebrar una comida de trabajo común. Por su parte, 5 grandes cocineros franceses han preparado el menú de la comida de los 150 dirigentes internacionales reunidos en Le Bourget, en la periferia norte, a quienes se ofrecerá un menú «muy francés», con productos de temporada producidos «con un respeto escrupuloso del medio ambiente y el desarrollo durable».

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