El Papa y el presidente palestino, inquietos por el estancamiento en Tierra Santa
Reiteran la solución de «dos Estados» y de «tres religiones» para Jerusalén
La acumulación de sucesos negativos en el último año ha pesado este lunes sobre el encuentro del presidente palestino Mahmoud Abbas y el Papa Francisco en su biblioteca privada a lo largo de unos veinte minutos. Desde el pasado mes de junio, las comunidades cristianas sienten el creciente asedio del gobierno israelí, que ha llegado a la ocupación de tierras del Patriarcado Latino por parte del ejército la semana pasada.
La simpatía entre «el presidente del Estado de Palestina», como le menciona el comunicado del Vaticano, y el Papa era visible desde el primero momento, pero el comunicado final del encuentro enumera, en la práctica, una serie de objetivos que no se logra alcanzar: «la reconciliación interna del pueblo palestino», «los esfuerzos por reactivar el proceso de paz entre israelíes y palestinos», y «la solución de dos Estados», para la que piden «un renovado empeño de la comunidad internacional respecto a las l egitimas aspiraciones de ambos pueblos».
Respecto al futuro estatuto de Jerusalén , el comunicado del Vaticano manifiesta que «se ha subrayado la importancia de reconocer y preservar la identidad y el valor universal de la Ciudad Santa para las tres religiones abrahámicas». Quizá el único punto en que se advierten progresos es en «la contribución de las comunidades religiosas para combatir toda forma de extremismo y fundamentalismo».
Sintonía cada vez mayor
De hecho, entre los líderes religiosos la sintonía es cada vez mayor, y la semana pasada el gran muftí de Jerusalén se sumó inmediatamente a la protesta del Patriarcado Latino por la ocupación de 25 hectáreas de tierra «pertenecientes al Patriarcado en el valle del Jordán septentrional», que piensa «afrontar del modo adecuado e impugnar para poner fin a ulteriores daños» según el comunicado hecho público en su página web.
La cordialidad del encuentro se ha reflejado en los abrazos iniciales del Papa y el líder palestino, el intercambio de regalos de alto simbolismo -un medallón de la basílica de San Pedro y un cuadro de la Ciudad Vieja de Jerusalén- y la despedida final de Mahmoud Abbas: «Estoy contento del encuentro. Seguimos confiando en usted».
Pero la realidad es que ante el apoyo de Estados Unidos a las políticas de hechos consumados del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y las muchas distracciones con que se enfrentan Rusia y la Unión Europea, las perspectivas de llegar a la solución de «dos Estados» se alejan cada vez más en el tiempo.
Hace unos días, la ciudad de Belén inauguró las luces de Navidad pero, según el franciscano, Francesco Patton , Custodio de Tierra Santa, «la realidad es difícil, pues los cristianos viven rodeados de un muro que pesa sobre la vida cotidiana. Tan solo los cristianos de Gaza se encuentran en una situación peor que la de Belén».
El panorama de Tierra Santa es bastante desolador , especialmente en Siria, que lleva ya ocho años en guerra, como recordó el Papa el domingo al encender la primera de las «50.000 velas por la paz en Siria», una campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada para aliviar la situación desastrosa de las familias cristianas en las zonas de conflicto.
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