El Papa y los líderes de las religiones mundiales prometen ante el Coliseo «caminar juntos por la paz»
Francisco invita a vivir «la valentía de la compasión»
En un encuentro con los líderes de las grandes religiones mundiales ante el Coliseo de Roma, «escenario de brutales entretenimiento de masas», el Papa Francisco ha denunciado este jueves que «también hoy se asiste a la violencia y a la guerra , al hermano que mata al hermano como si fuera un juego que miramos de lejos, indiferentes y convencidos de que nunca nos tocara».
Tras los discursos de Angela Merkel -con quien había mantenido por la mañana su séptimo encuentro- , Ahmed Al Tayyeb, Gran Imán de la Universidad de Al-Azhar -referente espiritual de mil doscientos millones de musulmanes sunníes- y Pinchas Goldschmidt, presidente de la conferencia de rabinos europeos, el Papa ha afirmado que «hoy, en la sociedad globalizada, que hace del dolor un espectáculo pero no lo compadece, necesitamos ‘construir compasión’. Sentir con el otro, hacer propios sus sufrimientos, reconocer su rostro».
Según Francisco, «esta es la verdadera valentía , la valentía de la compasión, que nos lleva a ir más allá de la vida tranquila, más allá del ‘no es asunto mío’, para no dejar que la vida de los pueblos se reduzca a un juego entre los poderosos».
Mientras el viento hacía revolotear su esclavina, el Papa ha denunciado que «es la violencia, es el trágico y cada vez más prolífico comercio de las armas, el que se mueve a menudo en las sombras, alimentado por ríos subterráneos de dinero».
El Santo Padre ha recordado que «hace dos años, en Abu Dabi, con un querido hermano aquí presente, el Gran Imán de Al-Azhar, suplicamos la fraternidad humana por la paz».
Con el mismo afecto ha mencionado también a «un querido hermano, el Patriarca Bartolomé, aquí presente», que «nos ayudó a madurar en la conciencia de que ‘un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios’».
Los representantes del budismo, hinduismo y las otras grandes religiones, asentían desde las sillas vecinas, con la mirada y con el gesto a las propuestas de Francisco de «desmilitarizar el corazón del hombre».
El Papa ha gritado: «Menos armas y más comida. Menos hipocresía y más transparencia. Más vacunas distribuidas equitativamente y menos fusiles vendidos neciamente».
Recordando que «San Juan Pablo II, el primero en invitar a las religiones a rezar unidos por la paz en Asís, en 1986, soñó un camino común de los creyentes», Francisco ha confirmado: «queridos amigos, estamos en ese camino, cada uno con su propia identidad religiosa, para cultivar la paz en nombre de Dios, reconociéndonos hermanos».
Ante un clima internacional envenenado por intereses económico y políticos, el Papa ha afirmado que «si hay personas que quieren dividir y crear enfrentamientos, nosotros creemos en la importancia de caminar juntos por la paz. Unos con otros. ¡Nunca unos contra otros!».
Dirigiéndose especialmente a los musulmanes chiíes, Francisco ha añadido que «mientras muchos están atrapados por antagonismos, facciones y maniobras partidistas, nosotros hacemos resonar aquel dicho del Imán Alí: ‘Las personas son de dos tipos: tus hermanos en la fe o tus semejantes en la humanidad’».
Al término de los discursos, los líderes de las grandes religiones mundiales han entregado el texto de su llamamiento por la paz a otros tantos niños, representantes de la próxima generación, y se han despedido intercambiando abrazos de paz y apretones de manos.
Son doce hombres y mujeres que guían religiones muy distintas pero llevan tres días conviviendo en gran armonía en Roma. El lunes mantuvieron en el Vaticano un encuentro conjunto con científicos para urgir a todos los gobiernos del mundo a actuar sin retrasos en la próxima conferencia COP26 de Glasgow para hacer frente al cambio climático.
El martes fue el momento de proponer juntos el «Pacto Educativo Global» para asegurar que las nuevas generaciones sean educadas en la concordia y la protección de «la casa común» , el planeta Tierra, en lugar del odio o la destrucción despiadada del medio ambiente.
El encuentro por la paz y la concordia, abierto con una oración de los cristianos a unos cientos de metros antes de reunirse con los demás ante el Coliseo, ha sido el mejor colofón.
Era una manifestación visible de fraternidad al pie de un lugar donde se exaltaba la violencia y la muerte ante decenas de miles de espectadores enfervorecidos por las matanzas. Un lugar de perversa maldad, que ahora es un símbolo de paz.