El Papa urge en Mauricio no dejar caer a los jóvenes en «nuevas formas de esclavitud del siglo XXI»
Advierte frente a los «mercaderes de muerte que roban las primicias de esta tierra»
En una isla desbordante de belleza pero que ha conocido muchos siglos de esclavitud bajo el dominio de portugueses, holandeses, franceses y británicos, el Papa Francisco ha pedido el lunes en Mauricio no dejar a los jóvenes «vulnerables y casi sin puntos de referencia frente a las nuevas formas de esclavitud de este siglo XXI».
En una homilía de notable crudeza, Francisco ha lamentado que «a pesar del crecimiento económico de las últimas décadas, los jóvenes son los que más sufren , los que más padecen el desempleo», afrontando «un futuro incierto que los empuja fuera del camino, dejándolos vulnerables y casi sin puntos de referencia frente a las nuevas formas de esclavitud de este siglo XXI».
El Papa se refería a las adiciones tecnológicas propias de un país rico -gracias al turismo y a ser un paraíso fiscal- comparado con Mozambique y Mauricio, las dos primeras etapas del viaje a África subsahariana iniciado el pasado miércoles.
Pero todavía peor es el avance de las drogas , y Francisco, señalando duramente con el índice, ha gritado: «¡No nos dejemos robar el rostro joven de la Iglesia y de la sociedad! ¡No dejemos que sean los mercaderes de muerte quienes roben las primicias de esta tierra!».
Un invitado de honor
El Papa había sido recibido con entusiasmo en una isla de mayoría hindú con una buena armonía multirracial y multirreligiosa hasta el punto de que todos los líderes le consideran un invitado de honor, celebran su llegada y participan en todos los actos.
A causa del desplazamiento de trabajadores indios no cualificados durante la etapa colonial británica, los hindúes suponen la mitad de la población, seguidos de un 28 por ciento de católicos , un 6 por ciento de evangélicos, un 17 por ciento de musulmanes, y un pequeño porcentaje de budistas que crece en paralelo a la presencia china en este paraíso del Océano Índico.
El Papa ha celebrado la misa para cien mil fieles en el monumento a María, Reina de la Paz
Francisco ha celebrado la misa para cien mil fieles en el monumento a María, Reina de la Paz, levantado en 1940 como agradecimiento de la colonia de Mauricio por no haber sido implicada en la Primera Guerra Mundial.
Entre los asistentes había católicos de La Reunión, Seychelles, Comoras, Agalega, Rodrigues y Chagos, el pequeño archipiélago separado ilegalmente de Mauricio por los británicos, quienes deportaron a todos sus habitantes para alquilar a Estados Unidos la base de bombarderos estratégicos de la isla de Diego García.
El Papa ha dedicado la parte más espiritual de su homilía a comentar que «al pie de este monte que hoy quisiera que fuera el monte de las Bienaventuranzas, también nosotros queremos recuperar esta invitación a ser felices ». Según Francisco, «solo los cristianos alegres despiertan el deseo de seguir ese camino: la palabra 'feliz' o 'bienaventurado' pasa a ser sinónimo de 'santo'».
Por eso ha invitado a pedir «que nuestras comunidades, dando testimonio de la alegría de la vida cristiana, vean florecer la vocación a la santidad en las múltiples formas de vida. Y no nos olvidemos que quien convoca con fuerza, quien construye la Iglesia, es el Espíritu Santo».
Al término de la misa, el cardenal Maurice Piat, obispo de Port Louis, ha dado las gracias a Francisco en nombre de las autoridades religiosas hindúes, musulmanas y budistas que habían asistido a la ceremonia. También le ha informado de que, en recuerdo de su visita, la diócesis ha iniciado una campaña para sembrar 100.000 plantas que aumenten todavía más la belleza de la isla.
El programa del Papa para la tarde incluye un discurso a las autoridades y líderes sociales de Mauricio, antes de emprender viaje de regreso a Madagascar, desde donde volará a Roma el martes.
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