El Papa recuerda que el perdón en la Iglesia se da «sin cálculos y sin méritos»

El dolor de rodilla le ha impedido celebrar la misa del Domingo de la Misericordia

EFE/EPA/CLAUDIO PERI

Victoria Isabel Cardiel

El dolor en la rodilla derecha ha vuelto a marcar el paso de la agenda del Papa. Francisco – que este viernes despejó su agenda para someterse a un chequeo médico- se ha visto impedido para presidir la misa del domingo de Misericordia, que ha delegado en el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, el arzobispo Rino Fisichella .

No obstante, tras tomar asiento ayudado por un asistente en un sillón situado cerca del altar de la Confesión en la basílica de San Pedro, el Pontífice -que no estaba ataviado con los paramentos litúrgicos- ha pronunciado la homilía dedicada al momento en el que los discípulos escucharon por primera vez la frase ‘¡la paz esté con vosotros!’.

Reflexionando sobre este episodio del Evangelio que narra el miedo y el abatimiento que sentían tras haber abandonado a Jesús, el Papa ha señalado que «Cristo no les recrimina el pasado, sino que les renueva su benevolencia». «No piensan más en sí mismos y en sus fallos, sino que se sienten atraídos por sus ojos, donde no hay severidad, sino misericordia», ha asegurado antes de valorar que el perdón se les da «sin cálculos y sin méritos».

En un tono intimista, pero a la vez imperioso ha dicho que solo si nos hacemos cargo de las «llagas del prójimo» y en ellas derramamos misericordia, renace en nosotros «una esperanza nueva, que consuela en la fatiga».

San Juan Pablo II instituyó la fiesta del Domingo de la Divina Misericordia el día de la canonización de Faustina Kowalska en el Gran Jubileo del año 2.000. Dos décadas y dos años después, el Papa ha vuelto a destacar que la esencia del Evangelio es la misericordia y que si la Iglesia no camina por este sendero está traicionando la esencia de su mensaje: «El perdón en la Iglesia debe llegar por medio de la humilde bondad de un confesor misericordioso, que sabe que no es el poseedor de un poder, sino un canal de la misericordia, que derrama sobre los demás el perdón del que él mismo ha sido el primer beneficiado», ha asegurado.

Y ha agregado: «La Iglesia ha sido constituida por Jesús como una comunidad dispensadora de misericordia, signo e instrumento de reconciliación para la humanidad».

En otro momento, saliéndose del discurso que tenía preparado, el Papa ha revelado que le gusta pensar «en la presencia de la Virgen entre los apóstoles» como pasó después de Pentecostés. Y tras condenar «los chismes» y la costumbre de hablar mal de los demás porque son instrumentos que «matan» ha instado a pensar en ella «como la Madre de la Iglesia» y como «la Madre de la Misericordia» para que ayude a los sacerdotes a seguir adelante con su «hermoso» ministerio.

Finalmente, el Pontífice ha invitado a preguntarse si en este último tiempo «hemos tocado las llagas de alguien que sufra en el cuerpo o en el espíritu; si hemos llevado paz a un cuerpo herido o a un espíritu quebrantado; si hemos dedicado un poco de tiempo a escuchar, acompañar y consolar».

El Papa retomó su agenda este sábado después del parón obligado del viernes para someterse a un chequeo médico. Francisco se reunió en el Vaticano con los miembros de la comunidad pastoral 'Madonna delle Lacrime' (Virgen de las Lágrimas) de la ciudad de Treviglio (Bérgamo) en el norte de Italia y volvió a condenar la guerra en Ucrania.

Francisco arrastra una lesión en la rodilla derecha que le impide estar mucho tiempo de pie y dificulta su caminar lo que se hizo evidente en las celebraciones de Semana Santa.

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