El Papa planta cara al tribalismo de los católicos en África
Suspenderá de todas sus funciones a los sacerdotes de una diócesis nigeriana que rechazan al obispo
En la primera medida realmente enérgica contra el tribalismo que afecta a parte de la Iglesia en África, el Papa Francisco ha dado a los sacerdotes de la diócesis nigeriana de Ahiara el plazo de un mes para pedir perdón por su rechazo al obispo, Ebere Okpaleke , de la etnia Ibo, nombrado por Benedicto XVI en el 2012.
En un encuentro con sacerdotes y laicos de la diócesis, acompañados del cardenal John Onaiyekan, arzobispo de Abuja, del presidente de la conferencia episcopal de Nigeria, y del obispo boicoteado por los fieles, el Papa les ha dicho que su actitud es «la de los aparceros asesinos» de una parábola del Evangelio, que matan al hijo del dueño de la viña para quedarse con ella.
Para que no quedasen dudas, añadió que han cometido «un pecado mortal grave» . La mayoría de los fieles de la diócesis son de la etnia Mbaise, a la que pertenecía el obispo anterior, y aunque Francisco les permite salvar la faz considerando que «no es un caso de tribalismo sino de apropiarse de la viña del Señor», su enérgica reacción es un aviso a muchos países de África en que se ha vuelto demasiado frecuente tolerar tanto el tribalismo como la poligamia por considerarlos tradicionales.
Cinco años de desobediencia
Nadie recordaba palabras tan fuertes en el Vaticano ante un caso de desobediencia, ni tampoco la medida tomada por Francisco para poner fin a cinco años de desobediencia en el plazo de 30 días .
El Papa ha ordenado «que todo sacerdote de la diócesis de Ahiara, ya sea residente, trabaje en otro lugar o incluso en otro país, me escriba una carta personal en la que pida perdón ».
En esa carta «que debe ser enviada en un plazo de 30 días hasta el 9 de julio», cada sacerdote «debe manifestar obediencia total al Papa» y «estar dispuesto a aceptar al obispo nombrado».
Suspensión «a divinis»
Francisco añade con toda claridad que «quien no lo haga queda inmediatamente suspendido ‘a divinis’ y cesa en su tarea», lo cual significa que los sacerdotes rebeldes no podrán celebrar la misa, ni predicar, ni continuar en ninguna de sus tareas. La siguiente medida contra los pertinaces, que Francisco ha evitado citar antes de tiempo, es la expulsión del sacerdocio .
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